Cuando hablamos sobre la meditación, pensamos en diferentes maneras de practicarla y usarla para lograr ciertos estados mentales. Algunas personas se imaginan sentadas con la postura de loto, en absoluto silencio, mientras que otras personas se imaginan escuchando música relajante. La meditación existe en diversas culturas y cada una usa diferentes técnicas para lograr un estado meditativo. Durante siglos, estas enseñanzas y prácticas se han transferido de generación en generación y, aunque hoy en día existen muchas publicaciones al respecto, aún surgen dudas acerca de su concepto. La meditación es, sin duda, una idea muy subjetiva y existen puntos de vista que difieren entre sí acerca de lo que “realmente” significa.
Antes que nada, la meditación no es algo que hacemos. La meditación es un estado y una manera de ser. Hay cientos de herramientas y prácticas que nos ayudan a alcanzar ese estado. Usualmente, nos referimos al uso de estas herramientas y ejercicios como “meditación”. Una de las prácticas más populares es meditar conscientemente sentados. La postura usada en esta meditación se ha convertido casi en un sinónimo de la meditación en sí. La postura de sentarse con las piernas cruzadas, llamada “Zazen” en el Budismo Zen y la manera de sentarse utilizando la técnica de meditación “Vipassana” (que significa ver las cosas como son en realidad) son sólo algunos ejemplos. Sin embargo, la meditación es mucho más que sólo sentarse en esa posición. Nuestra mente funciona como una fábrica que produce pensamientos constantemente. Los científicos afirman que tenemos miles de pensamientos al día. Y si bien aún no comprendemos del todo cómo funcionan los pensamientos, sus mecanismos y causas, con un desarrollo psicológico adecuado y la práctica continua es posible descubrir la naturaleza de nuestra mente y cómo ésta se modifica a través de la meditación.
Uno de los conceptos erróneos más comunes acerca de la meditación es la falsa creencia de que se trata de “no pensar”. Podrías suponer que si, en teoría, no puedes parar de pensar, entonces no puedes meditar; y tal vez hayas escuchado comentarios similares de la gente que te rodea. Así es como la mayoría de las personas pierde el interés y la motivación por meditar. De hecho, intentar parar o bloquear nuestros pensamientos significaría declararle la guerra a nuestra mente. Por el contrario, la meditación es detenerse a observar y mantener nuestra atención en el flujo de pensamientos que pasan por nuestra mente. Si tienes pensamientos muy intensos, intenta concentrarte en esos pensamientos. O por el contrario, si tu mente está tranquila, permítete sentir la alegría y la brevedad de este estado. Lo principal es ir aumentando nuestra sensibilidad hacia la atención de todos nuestros estados de ánimo, fluyendo con los cambios momento a momento.
Entonces ¿por dónde comenzamos? En lugar de alejar o evitar nuestros pensamientos y enojarnos con nosotros mismos, cuando un pensamiento aparece en nuestra mente, podemos comenzar por observar con consciencia sin involucrarnos mucho, sólo siendo testigos de ese pensamiento. Un día, mi instructor compartió una analogía conmigo que encuentro muy significativa: “Imagina que estás viendo una película en dónde caballeros con armaduras se preparan para la batalla. Después montan sus caballos hacia el campo de batalla y pelean arduamente espada en mano. Como espectadores, nosotros sólo podemos verlos en la pantalla. Pero ¿qué sucedería si nosotros fuéramos los caballeros, preparándonos para luego pelear esa batalla?”. De este modo, poner nuestra atención en los pensamientos que constantemente pasan por nuestra mente y construir historias internas acerca del pasado y del futuro es como ir directamente a la guerra. Sin embargo, la meditación es similar a ser un espectador de nuestros pensamientos. Los escenarios que creamos en nuestra mente pueden ser desgastantes: el futuro está lleno de infinitas posibilidades y no tiene sentido vivir en incidentes del pasado sobre los cuales no tenemos el control. Cuando meditamos, buscamos los pequeños huecos que existen entre nuestros pensamientos, espacios en los que podemos descansar. A medida que avanzamos con la práctica, notamos y abrazamos estos espacios y mejoramos nuestra capacidad de observar nuestros pensamientos. Es como ejercitar un músculo del cuerpo.
No siempre es fácil notar estos huecos entre nuestros pensamientos y también es difícil definir dónde comienzan y terminan, o cuándo surge una nueva secuencia. Pero hay varias herramientas que podemos utilizar cuando empezamos a meditar. Aunque las herramientas más conocidas son la respiración y la conciencia corporal, existen muchos otros recursos que pueden guiarnos hacia un estado meditativo. La meditación no necesariamente significa permanecer sentado o estar en silencio. De hecho, algunas enseñanzas afirman que la transición hacia un estado meditativo es posible, solamente después de deshacernos de nuestra energía excesiva a través de canales saludables. Es por esto que la última postura en una clase de yoga es acostarse a meditar. Si sentarte a meditar no funciona para ti, puedes intentar las meditaciones en movimiento. De hecho, todos tenemos una manera de tranquilizarnos, aunque no lo hagamos de manera consciente. Por ejemplo, el arte y las manualidades podrían ser tu manera de meditar. ¿Alguna vez has perdido la noción del tiempo haciendo algo, tal vez bailando solo en casa, nadando, o simplemente dando un paseo? Sin embargo, esto no significa que debas mantenerte ocupado para evadir lo que está sucediendo en tu ser interior. Cualquier acción o actividad que te ayude a evitar dar vueltas a un asunto más de lo debido puede ser una forma de meditación y es una excelente idea intentar realizarla.
Otra concepción equivocada muy común es esperar resultados instantáneos. Después de estar un tiempo sentado y consciente de tu respiración, o usando alguna otra herramienta de meditación, es ilusorio esperar que tu mente simplemente se vacíe. Como cualquier otra destreza, tu habilidad para meditar mejorará si eres paciente y la haces parte de tu rutina diaria. Si tu mente ha pasado años acostumbrada a un nivel específico de actividad, no puede cambiar de la noche a la mañana. La meditación es la transición de estar inmerso en tus pensamientos y pasar a ser sólo un observador. Requiere paciencia y perseverancia antes, durante y después de la práctica. Además de ser algo abstracto que experimentamos dentro de nuestra mente, la meditación es también un proceso físico, ya que a medida que nos movemos más allá de nuestros hábitos diarios, nuevas redes neuronales se forman en nuestro cerebro. Es completamente normal que requiera tiempo, así que en lugar de fijar nuestra atención en ser “bueno” o “exitoso” meditando, lo principal es convertir la meditación en una parte de nuestra rutina diaria.
La meditación no se trata de controlar las emociones o pensamientos, o mantener la concentración. Hay recursos que utilizamos para enfocar nuestra mente, principalmente a través de nuestros sentidos. Por ejemplo, la música o el sonido del gong se utilizan en las meditaciones para conectarnos con el momento presente por medio de nuestros sentidos. También, muchas personas creen erróneamente que los ojos deben estar cerrados durante una meditación. De hecho, durante la meditación puedes usar estimulación visual, colores y formas. A veces, cerrar los ojos nos hace sentir nuestro espacio interior más intensamente, dificultando la conexión con el momento presente. Si esto sucede cuando meditas, continúa meditando con los ojos abiertos.
El hecho de permanecer enteramente concentrado en nuestras sensaciones es una fase de transición. Al tiempo que te vayas familiarizando con la estructura y alcance de tu mente y de tus pensamientos, te irás liberando del control que ejercen en tu vida y desarrollarás una perspectiva diferente. La meditación puede definirse como un viaje de descubrimiento de tu espacio interior y a medida que vayas explorando ese lugar, podrás liberarte de ser controlado por tus pensamientos. Con el paso del tiempo, la transición hacia tu existencia vivida en el momento presente se hará más fácil.
Además, las emociones difíciles de controlar y el estrés mental son temas importantes a tratar. La meditación tiene el poder de transformar nuestra vida a través del desarrollo de la consciencia. Como resultado, podemos observar sus beneficios en muchas áreas. Sin embargo, no todos los tipos de meditación son beneficiosos en todas las etapas de nuestra vida. Es por esto que al meditar nos resulta difícil concentrarnos y detectar emociones o situaciones difíciles de asimilar. El desarrollo de la consciencia te facilitará observar estas emociones con claridad mental, pero no debes forzarte al hacerlo; la consciencia también incluye la capacidad de detectar esta necesidad en ti.
Ver la meditación como una manera de relajarse es otro concepto erróneo muy común. La meditación tiene un efecto calmante ya que regula las ondas del cerebro y modifica nuestro sistema nervioso. Pero, meditar sólo para relajarse es un ejercicio parcial e incompleto. Así como la atención en la conciencia crea un espacio de relajación y calma, también crea un espacio en donde nos volvemos conscientes de las emociones y los pensamientos incómodos. La meditación implica también observar estos estados mentales.
Como resultado de los efectos sedantes de la meditación, algunas personas se quedan dormidas mientras meditan, o les da sueño después de meditar. Esto es muy común, pero si te pasa constantemente podría ser un síntoma de una mente y un sistema nervioso cansados. En ese caso, trata de probar otra técnica de meditación ya que la meditación no siempre se usa para conciliar el sueño.
La meditación es una práctica que nos enseña a notar las cosas de las que tenemos consciencia y de las que no. Es un estado de razonamiento, de estar y de ser, que marca los espacios en los que nos sentimos estancados o incómodos y nos ayuda a vivir la vida conscientemente. ¿Tienes ideas preconcebidas o creencias acerca de la meditación? ¿Tenías juicios o expectativas antes de practicar la meditación que se modificaron con el paso del tiempo? Nos encantaría saber si este artículo ha cambiado tu perspectiva sobre la meditación o las técnicas meditativas en general. Por favor, déjanos tu comentario al respecto.
Translator: Patricia Jiménez
Leyendo este artículo, me doy cuenta del concepto tan erróneo que tenía con respecto a la meditación, ya que la veía como una práctica de relajación.
¡Hola Jazmín! Nos alegra mucho que este artículo te haya dado una idea más clara sobre lo que es la meditación. Esperamos que puedas practicarla con nosotros diariamente. ¡Que estés muy bien!
Está explicación abrió una ventana en mi mente,por la que siempre quise mirar y no sabía cómo,por conceptos erróneos que tenía… gracias me quedó todo,totalmente claro,ja ja hoy dejo de pelear con mis pensamientos… bendiciones
¡Nos alegra mucho saber que así haya sido Jorge! Te invitamos a practicar meditación diariamente para que este nuevo aprendizaje se vaya incorporando en tu vida cotidiana. ¡Saludos!
Sí, totalmente una idea errónea que tenía, y pensé que sería fácil controlar mis pensamientos, ya que me han generado ansiedad y estrés espero poder llegar a estar en un estado dónde ya no me haga daño. Gracias que pude encontrar esta herramienta para poder alcanzar una meditación que me ayude a que mis emociones no me rebasen y pueda vivir el hoy, no el futuro ni el pasado… Me falta mucho y espero tratar de tener conciencia de mi cuerpo.
¡Hola Guadalupe! Con constancia, paciencia y dedicación es posible cultivar la atención, la presencia, la calma y sabiduría. Estamos para acompañarte en este camino. ¡Cuídate mucho!