Traductora: Ruth Obando
He sufrido de ataques de pánico desde que tenía 16 años, así que cuando conocí a mi primer esposo a la edad de 19 esto ya era una parte de mi vida y continuó mientras salíamos, cuando nos comprometimos y eventualmente cuando nos casamos. Durante este lapso de tiempo nunca aprendí a realmente lidiar con mis ataques de pánico de forma eficaz y fue después de nuestra boda que tuve lo que llamaría una crisis muy difícil de la cual me tomó más de un año para recuperarme. Durante ese año no sabía que hacer conmigo misma y mucho menos lo que mi esposo necesitaba hacer para apoyarme. Por eso es que años después como estoy en un espacio mental más saludable, quiero compartir mi experiencia con otras parejas que estén teniendo el mismo problema. Quiero compartir algunos métodos y perspectivas que podrían ayudarte a apoyar a tu pareja cuando esté sufriendo de ataques de pánico y ansiedad.
Durante este periodo de un año después de mi crisis, me sentí increíblemente afortunada de tener una familia y un grupo de amigos dedicados que me apoyaron mucho. Pero por supuesto, la mayor carga recaía sobre mi esposo, especialmente porque éramos tan jóvenes.
Necesitaba tiempo y espacio lo cual era muy difícil de obtener ya que estábamos recién casados y estábamos viviendo juntos. Mi pareja necesitaba amor, atención, romance y comunicación, y yo estaba retraída y necesitaba soledad.
Aunque físicamente estaba ahí, ahora puedo ver que mi pareja sentía como si hubiera perdido a su esposa. La dinámica que teníamos se había ido. De repente él se encontró sin su compañera, con quien se reía, con quien planeaba viajes y con quien tenía conversaciones extensas. Ya no salíamos a bailar, mirar películas, tener sexo o bromear; estaba paralizada y a causa de esto diría que mi pareja perdió tanto como yo.
Durante este tiempo empecé a tomar medicamentos muy fuertes que esencialmente me convirtieron en un vegetal. Me sentía adormecida y era difícil pensar sobre cualquier cosa y mucho menos tener una conversación productiva. Mi esposo regresaba a casa del trabajo y me preguntaba cómo fue mi día y la mejor respuesta que podía dar era bien, si, no, tal vez… Esta dinámica entre nosotros y este viaje dentro de mí duró por casi un año y sé que durante ese tiempo mi esposo no sabía que hacer.
No puedo hablar por él aunque puedo comprender que él ya no miraba a la mujer de quien se enamoró. Sé lo que se siente mirar tu vida y sentir como si las cosas nunca mejorarán, que nunca cambiarán, así que entiendo por qué él finalmente tomó la decisión de irse del matrimonio. Todos tenemos nuestros límites y ya sea que estuve de acuerdo con él o no, él llegó al suyo.
Siendo alguien que sufría de desafíos de salud mental, al final del día son nuestras parejas las que sufren más en este tipo de situaciones porque son las personas que pasan la mayoría del tiempo tratando de cuidarnos. Es como tener a alguien pero no tenerlos al mismo tiempo. Es querer compartir cosas y no poder, es tener que lidiar con situaciones extrañas todo el tiempo como ir al restaurante y tener que irse porque el olor de la comida me pone enferma. Es no poder viajar, es querer tener sexo y notar el olor de la medicina siendo expulsado de mi cuerpo. Es constantemente observar y mirar pero nunca ser vista.
Después de divorciarnos, me hacía falta tener una pareja y a alguien a quien amar, pero a la misma vez tenía miedo de poner a otra persona en esa situación de nuevo. No sabía si podía soportar mirar el rostro de decepción de alguien una y otra vez. Me sentía carcomida por la culpa cada vez que tenía que decir no, cada vez que no podía hacer algo que solía disfrutar hacer con mi pareja.
Si puedo darle algunos consejos a esas parejas que actualmente están lidiando con desafíos de salud mental, lo primero que recomendaría es tratar de no ponerle presión a tu pareja. Durante estos momentos, para tu pareja el simple hecho de poder respirar se siente como un milagro. Saber que estarás a su lado es más que suficiente. Tu sonrisa es suficiente, tu presencia es suficiente y para que no sienta que tiene que hacer algo o ser alguien para todavía ser amado o amada es todo lo que necesita. No tener la presión de complacerte y de no decepcionarte es el mejor regalo que le puedes dar durante estos momentos.
Por supuesto que sé que es más difícil de lo que suena; no hay ningún manual para orientarnos sobre cómo actuar cuando nuestras parejas estén lidiando con estos problemas, pero tampoco no hay culpa de ningún lado.
Cada persona es diferente y cada ataque de pánico lo es también, pero hay algunas cosas que puedes hacer para ayudar a tu ser querido durante estos momentos.
Mucho del miedo y la frustración que sientes al mirar a tu pareja convertirse en alguien que no reconoces puede venir de no comprender lo que está pasando. Habiendo dicho esto, tratar de hacerle un montón de preguntas a tu pareja podría causar más frustración ya que con frecuencia tu pareja no estará completamente segura de lo que le está pasando tampoco. Así que en el momento, reconoce que tiene miedo o que se siente amenazada por algo y continúa a asegurarle que está a salvo y que su cuerpo pronto encontrará su equilibrio de nuevo.
Durante otros momentos puedes depender de fuentes externas, busca consejos en foros y blogs, y lo más importante, acepta que tal vez no siempre obtendrás la respuesta que quieres. A veces no hay remedio o solución rápida que de repente hará que todos los problemas de tu pareja desaparezcan. Simplemente mantén la línea de comunicación abierta con tu pareja sin avergonzarla, sin culpabilizarla y sin descartarla.
2) Crea un ambiente cómodo
Cuando tu pareja sienta que le va a dar un ataque de pánico, ayúdale a encontrar una posición cómoda ya sea en un asiento, acostada o caminando. Pregúntale si tiene calor o frío porque ayudarle a regular su temperatura puede ser muy útil para reducir la intensidad del ataque. Otra cosa a considerar es la luz. Aunque pueda sonar extraño a veces demasiada luz o luces fluorescentes también pueden aumentar la intensidad del ataque de pánico.
3) Ayúdale a concentrarse en algo
En medio de un ataque de pánico, podría sentirse como si el mundo se estuviera cerrando, o como si te sofocarás o te ahogarás, así que es importante ayudar a tu ser querido a enfocarse en algo en su exterior. Los objetos físicos o miradores son más fáciles porque están fuera de sus propios cuerpos y pueden dar un sentimiento de estar conectado a la tierra. Si están en un lugar público, tu pareja puede tratar de concentrarse en la sensación de los pies en el suelo, o la sensación de agarrar la silla en la que está sentada. Si están en un ambiente más controlado como la casa o en el carro, pueden hacer ejercicios de respiración juntos.
Quiero enfatizar que mi intención es ayudar a las parejas a apoyar a sus seres queridos durante un ataque de pánico. Sé que cada historia es diferente, cada matrimonio es diferente y mi historia no es un manual que le queda a todos, pero tal vez puedas encontrar algo de confort al saber que no estás solo o sola. Pienso que es importante apoyar a aquellos que están lidiando con los mismos problemas así que ahora es tu turno para compartir tus consejos y sabiduría.
¿Has estado en una situación similar? ¿Cómo fue tu experiencia? ¿Hiciste algunas de las cosas que sugerí o tienes tu propia forma de lidiar con esto y que puedas compartir con nosotros? ¡Gracias!
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