Recuerdo el primer pago que recibí de mi nuevo trabajo después de graduarme de la universidad. Estaba emocionada, contenta y caminé a casa sintiéndome en la cima del mundo. Pero después de los primeros meses pagando la renta, los servicios básicos y más, rápidamente fue dolorosamente claro que tenía que ser muy cuidadosa sobre cómo gastaba el cheque de cada mes. Y ahí es cuando empezó.
Cuando empecé a hacer elecciones para ahorrar un dólar aquí y allá, me enfrenté al hecho de que muchos de mis colegas no parecían estar en la misma situación difícil. Mientras otros disfrutaban viajes de fin de semana a Miami, celebraciones semanales y cócteles diarios después del trabajo, yo simplemente me emocionaba al derrochar en un viaje a Whole Foods una vez por mes. Este artículo podría ir en tantas direcciones desde este punto, desde cómo eficazmente hacer un presupuesto para tu dinero hasta la probabilidad de que muchos de mis colegas estaban acumulando deudas con sus tarjetas de crédito o recibiendo apoyo financiero de sus familias. Pero para el propósito de este artículo, quiero hablar sobre ese sentimiento desmoralizante que muchos de nosotros hemos tenido cuando empezamos a comparar nuestro valor propio con nuestro valor neto.
Durante este periodo, lo que pensé constantemente era “tal vez no soy lo suficientemente inteligente”, “no soy lo suficientemente asertiva” o “supongo que no tengo tanto valor que ofrecer en mi trabajo.” Después de todo, al compararme con mis amigos, me encontraba en una lucha para ganar lo suficiente para vivir. Por supuesto que en algún lado de mi mente sabía que algunos de mis amigos estaban recibiendo dinero de sus padres mientras tanto otros tenían un fondo fiduciario, pero nada de eso parecía importar cuando salíamos a cenar y era la única persona que no podía pagar más que sólo un aperitivo.
Tantos de nosotros podemos sentir este mismo sentimiento de falta de valor y vergüenza alrededor de cuanto dinero hacemos porque es tan fácil pensar que un número es sinónimo de nuestro valor como humanos. Después de todo, lo hacemos para la mayoría de los objetos, servicios y experiencias así que ¿por qué no hacerlo con nosotros? Alardeamos de las celebridades e influencers que tienen un enorme valor neto y los elogiamos como si fueran seres humanos excepcionales.
Y uno tiene que preguntarse…
Seamos honestos con nosotros mismos. Existe ese sentimiento de orgullo, de confianza en uno mismo y de empoderamiento que sentimos cuando podemos pagar por experiencias u objetos lujosos. Con mucha frecuencia es porque creemos que al poder pagar por dichas cosas nos estamos mostrando a nosotros y a los demás que somos uno o todo de lo siguiente: dignos de valor, merecedores, poderosos o inteligentes. Después de todo, ¿de qué otra forma podríamos pagar por tal cosa?
Toma un momento y piensa sobre lo que se te viene a la cabeza en primer lugar cuando conoces a alguien que vive en una casa grande, que se va de vacaciones exóticas en el extranjero o que parece tener un alto valor neto. Aún si una parte de nosotros no recibe bien su estilo superfluo de vida, la mayoría de nosotros tenemos la impresión de que esta persona debe tener capacidades extraordinarias que ofrecer a cambio del dinero que han acumulado, aún si ese talento es para estafar.
Y podría ser el caso. También es algo no realista de poder completamente separarnos de esa chispa de alegría que sentimos cuando podemos comprar un objeto lujoso o finalmente recibir ese aumento de salario que hemos querido.
Y aún así, lo que experimenté tempranamente y lo que quiero considerar en este artículo es nuestro valor de seres humanos como algo separado de nuestros cheques, ingresos, ganancias y nuestro valor neto.
Aunque suene directo y grosero, la verdadera pregunta es…
Muy probablemente, muchos de ustedes están respondiendo con un contundente “por supuesto que no.” Pero aunque lo sepamos en nuestros corazones y nuestras mentes, considera cuánta ansiedad, vergüenza y culpa sientes de vez en cuando a causa de tu situación financiera. Un papá que no puede comprarle una bicicleta a su niño, pensar que alguien está fuera de tu alcance simplemente porque viene de una familia adinerada, o darte cuenta que no puedes pagar el costo de unirte a la fiesta de soltera de tu amiga. Todos podemos identificarnos con esta combinación de sentimientos, y en esos casos, tendemos a criticarnos por no ser lo suficientemente inteligentes o competentes para darle más valor a aquellos que amamos.
En estos momentos es importante tomar conciencia de lo que indirectamente te estás diciendo sobre ti en cuanto a tu valor propio. Sólo hace unos cuantos momentos reconociste que el número en tu cheque no es sinónimo de tu valor como ser humano, así que permite que ese conocimiento motive la conversación que toma lugar en tu mente.
Otro aspecto importante a considerar al momento de determinar nuestro valor propio es cuán fácilmente conectamos lo que pasa a nuestro alrededor con nuestro propio valor y nuestras habilidades. Tantas partes de nuestro ambiente están completamente fuera de nuestro control y nuestra influencia, y aún así es fácil permitir que esas variables sirvan como testimonio de nuestro éxito, fracasos, suerte y desempeño. El país en el que nacimos, la compañía que nos despidió, el vecindario en el que vivimos o cuánto dinero tienen nuestros padres. Tantas de estas condiciones están fuera de nuestro control y aún así les permitimos que dicten nuestra propia percepción y la de los demás.
Más que eso, dentro de nuestras propias vidas con frecuencia permitimos que nuestras buenas y malas experiencias definan nuestro valor propio. Pero piénsalo por un momento: la vida está llena de altibajos y a través de todas estas experiencias positivas y negativas, la única constante es nuestro propio ser cuyo valor nunca cambia. Un día podrías tener un día genial en el trabajo y sentirte en la cima del mundo, y el próximo podrías recibir noticias devastadoras que te hacen sentir pequeño y decepcionado. Pero si damos un paso hacia atrás y miramos que esas situaciones externas de hecho no tienen ningún impacto en nuestro ser y nuestro valor propio, aprenderemos a ver que todo a nuestro alrededor pasa con menos gravedad y resistencia.
Dinero, éxito, elogios y acumulación material… Todo viene y se va. Todo esto es temporal mientras que tu ser es permanente. Ninguna de estas variables puede cambiar tu ser sin tu permiso. Con frecuencia en la meditación nos comparamos con el cielo porque así como el cielo, somos un campo vasto de energía por el que pasa todo tipo de clima y nubes; pero todas esas tormentas, nubes brillantes y truenos pasan mientras que nosotros permanecemos así como somos.
Después de todo, independientemente de tus ingresos, el título de tu trabajo, y lo que podrías ganar, piensa sobre cómo estas variables afectan el amor que
tus mascotas, hijos o seres queridos tienen por ti.
Esto nos conlleva a nuestra pregunta final.
Esta fue la pregunta que finalmente me tuve que hacer a la edad de 23 cuando me di cuenta que me estaba criticando constantemente por no poder pagar por lo que pensé que debería poder pagar en ese momento. Al inicio mi mente estaba en blanco. Puede ser difícil escribir una lista de todo lo que tienes que ofrecer que no requiere dinero. Pero con el tiempo me di cuenta que este es un ejercicio útil para disolver todos esos sentimientos y pensamientos críticos alrededor del dinero, la culpa y la frustración.
En los últimos años, he usado la meditación como una forma para observar las historias que me digo sobre mi misma y de vez en cuando, otro pensamiento crítico sobre el dinero surge. Con la ayuda de preguntarme a mí misma la pregunta que acabo de mencionar así también como hacer meditaciones sobre la compasión y la gratitud, me siento más segura sobre el valor que tengo que ofrecer y que no tiene nada que ver con cuánto dinero hago.
Y de hecho, me di cuenta que alimentar mi valor propio puede tener una influencia positiva en mi valor neto. En otro artículo consideraremos como vencer tus dudas y críticas puede impulsarte hacia oportunidades increíbles y la vida que mereces.
Y ahora como siempre, me gustaría escuchar sobre tus experiencias para lidiar con la vergüenza en cuanto al dinero o sobre separar tu valor neto de tu valor propio.
Traductora: Ruth Obando
Me ha encantado este artículo sobre mi valor propio y mi valor neto y coincide con algo con lo que estoy tratando con mis hermanas que el hacer no es lo mismo que el ser ni es su equivalente, sino que el hacer viene como respuesta y retroalimentación de quien soy, de mi valor propio y de cómo me doy a conocer, lo que deseo trasmitir y cómo manifiesto mi propio ser y vida en mi actuar pero todo parte de ahí de reconocer mi valía y mis ganas de vivir para actuar de una manera más libre, fructífera y con una inmensa gratitud por todo ❤️