El poderoso impacto del sueño en el cuerpo y la mente

Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. En otras palabras, dormir es tan vital como comer, beber agua y respirar. Descubre la importancia del sueño, sus efectos en nuestro cuerpo y aprende sencillos métodos que puedes aplicar para dormir mejor. Realizando pequeños cambios, no sólo mejorará tu sueño, sino también tu calidad de vida. Te deseamos por adelantado ¡que duermas bien!
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Pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo. En otras palabras, dormir es tan vital como comer, beber agua y respirar. Pero, ¿qué tanto sabemos realmente sobre el sueño? ¿Cuántos tipos de sueño existen? ¿Qué sucede en nuestro cuerpo y nuestra mente mientras dormimos? ¿Cuáles son los efectos de dormir bien en nuestra salud física y mental? ¿Cuáles son los factores que afectan la calidad de nuestro sueño? Encuentra las respuestas a todas estas preguntas y más a continuación.

Empecemos por el principio: ¿Qué es el sueño?

El sueño se puede definir como un proceso biológico activo que juega un papel fundamental en la restauración de nuestra salud física y mental todos los días. Aunque hemos aprendido mucho sobre el sueño a la luz del crecimiento de la ciencia y la tecnología, el sueño sigue intrigando a muchos científicos. Existen algunas respuestas inconclusas, como por ejemplo, “¿Por qué tenemos ciclos de sueño?” “¿Por qué soñamos?” o incluso “¿Por qué necesitamos dormir?”. En la actualidad, todavía se sigue indagando al respecto. Sin embargo, sabemos que la buena calidad del sueño afecta positivamente nuestra salud psicológica y fisiológica, aumenta nuestro rendimiento durante el día, mejora nuestra capacidad para resolver problemas y sustenta nuestra resiliencia emocional.

Veamos al sueño más de cerca 

la cama

A lo largo de la noche, pasamos por cuatro etapas diferentes de sueño. El ciclo del sueño consta de dos partes: NREM, sin movimiento ocular rápido (por sus siglas en inglés) y REM, movimiento ocular rápido. Las primeras tres de estas cuatro etapas del sueño pertenecen a la fase NREM y la última etapa en la que entramos es REM. Cuando nos quedamos dormidos, la primera y segunda etapa del sueño que tiene lugar en esta fase NREM se considera el sueño ligero. La tercera etapa del sueño es cuando se produce la reparación y el crecimiento de nuestro cuerpo, también conocido como el sueño de ondas lentas. Finalmente, entramos en la cuarta etapa del sueño REM, la etapa de los sueños.

Sin embargo, una vez que llegamos a la etapa REM, no pasamos el resto de nuestro sueño ahí. Por el contrario, hacemos un ciclo de ida y vuelta entre las fases REM y NREM en todo momento. Aproximadamente del 75 al 80% del tiempo que pasamos durmiendo es NREM, mientras que del 20 al 25% es sueño REM.

Nuestro cuerpo reacciona de manera diferente durante las fases NREM y REM. Por ejemplo, en la fase de sueño NREM, nuestro cuerpo facilita la formación de los huesos y los músculos, la reparación y regeneración de tejidos y fortalece el sistema inmunológico. Cuando entramos en el sueño REM, nuestra actividad cerebral aumenta. Mientras se llevan a cabo los procesos de memoria y aprendizaje, nuestros músculos se encuentran en un estado de completa relajación y alivio. Curiosamente, los bebés pasan el 50% de su sueño en la fase REM y los adultos únicamente entre el 20% y el 25%.

Entonces, ¿de qué manera nuestro cuerpo se ajusta a este ciclo entre el sueño y la vigilia? La respuesta a esta pregunta está oculta en el reloj biológico de nuestro cuerpo, conocido como el “ritmo circadiano”.

Profundicemos en lo que le sucede a nuestro cuerpo durante el sueño…

¿Qué le sucede a nuestro cuerpo y a nuestra mente durante el sueño?

dormir
  • El cerebro procesa, clasifica, organiza y almacena la información que adquiere durante el día.

Dormir no significa que el cuerpo y la mente se apaguen por completo. Por el contrario, nuestro cerebro está bastante activo mientras dormimos, quizás incluso más que cuando estamos despiertos. Esta idea fue promovida por un estudio realizado en la Universidad de Harvard en el 2010 que examinó la energía que el cerebro utiliza.

El trifosfato de adenosina (TFA) es una sustancia química que permite a las células realizar sus funciones. En este estudio se observó que mientras que el TFA se producía en una cantidad estable durante el día, esa cantidad aumentaba con el sueño durante la noche. El cerebro realiza actividades muy esenciales que requieren un gasto energético intenso mientras dormimos. La actividad principal es la función del cerebro de organizar y almacenar la información que adquiere durante el día.

El sueño es muy importante, especialmente cuando se trata de procesar la memoria a largo plazo. Se ha demostrado un aumento en la duración del sueño después de haber aprendido algo nuevo, especialmente en la fase REM. Este aumento se observó aún más durante el proceso de aprendizaje de una tarea difícil, volviendo a su duración habitual una vez completado el aprendizaje. De hecho, en una investigación realizada con estudiantes que estaban en un intenso período de exámenes se observó que tenían movimientos oculares mucho más intensos durante su sueño REM en comparación con aquellos estudiantes que no estaban en período de exámenes. En otras palabras, podríamos decir que el sueño tiene una gran importancia en el aprendizaje, procesamiento, almacenamiento y en la organización de la información en la memoria.

  • Nuestro desempeño hormonal es mejor cuando dormimos lo suficientemente bien.

El sueño juega un papel vital en el equilibrio, la secreción y la regulación de las hormonas. Veamos la hormona más conocida asociada con el sueño: la melatonina. La melatonina es producida por la glándula pineal y controla nuestros patrones de sueño. Cuando nuestros niveles de melatonina aumentan por la noche, comenzamos a sentirnos somnolientos. Mientras dormimos, la glándula pituitaria produce la hormona del crecimiento, relacionada con el crecimiento y la regeneración del cuerpo.

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¿Has notado que después de esas noches en las que no puedes dormir, tus patrones de alimentación también cambian? Estos estudios vinculan los patrones del sueño con los patrones de la alimentación. Según los resultados, un sueño reparador y normal facilita el control del apetito y mantiene balanceados los niveles de azúcar en la sangre. El sueño regular también proporciona equilibrio en la leptina y la grelina, conocidas como hormonas del hambre y la saciedad. Es decir, teniendo un sueño de buena calidad, podemos escuchar mejor las señales de hambre y saciedad, estableciendo así una relación más equilibrada con la comida.

Otra hormona que se relaciona con el sueño es el cortisol, también conocida como la hormona del estrés. Dormir bien reduce nuestros niveles de cortisol y, por lo tanto, ayuda a regular nuestro estrés.

  • Nuestro sistema nervioso se limpia de sustancias tóxicas.

Los desechos tóxicos se acumulan en nuestro sistema nervioso y el sueño ayuda a la eliminación de estas sustancias tóxicas, permitiéndole al cuerpo descansar. Nuestro sistema nervioso simpático, que controla las reacciones del modo de “lucha o huida”, también tiene la oportunidad de descansar y relajarse durante el sueño.

Se ha demostrado que dormir bien equilibra la presión arterial y reduce la actividad del sistema nervioso simpático. Sin embargo, también funciona a la inversa. En otras palabras, cuando no dormimos bien por la noche, aumenta la actividad de nuestro sistema nervioso simpático. ¿Alguna vez te has sentido inquieto, nervioso y en estado de alerta después de una noche de insomnio? Ahora ya sabes por qué. En momentos como estos, una de las mejores cosas que puedes hacer para relajar tu mente y calmar tu sistema nervioso es meditar.

la meditación

¿Cómo saber si estamos durmiendo bien?

En primer lugar, si no dormimos bien, podemos ver fácilmente los efectos en nuestro cuerpo. Sentimos las repercusiones a través de distintos estados, desde nuestro estado de ánimo hasta la fatiga física, cambios en nuestros patrones de alimentación o bajo rendimiento a lo largo del día. Además de tener problemas para despertarnos por la mañana, nos sentimos agotados durante el día, no podemos concentrarnos en la escuela, el trabajo o los deportes, sentimos la necesidad de consumir cafeína en exceso y nos despertamos en la mitad del sueño. Todo eso, aunado a nuestras propias experiencias subjetivas, pueden proporcionarnos la información necesaria sobre la calidad de nuestro sueño. 

Patrick Fuller, científico del sueño y profesor de neurología en la Facultad de Medicina de Harvard, define el buen sueño de la siguiente manera: si te despertaste naturalmente y sin utilizar reloj despertador, que es lo opuesto a forzarte a levantarte de la cama, es probable que hayas dormido bien.

Experimentamos una sensación diferente cuando nuestro cuerpo está bien descansado y nos despertamos sin esfuerzo, sin la necesidad de un despertador. Cuando eso sucede, es más que probable que hayamos disfrutado de un sueño de calidad.

¿Por qué deberías meditar antes de acostarte?

Si sufres de insomnio o tienes problemas para conciliar el sueño, puedes probar los beneficios de la meditación con Meditopia. Se ha demostrado científicamente que la meditación mejora la calidad y la eficacia del sueño al ayudarnos a conciliar el sueño de manera más fácil y rápida y nos permite permanecer despiertos durante el día.

El sueño es una parte esencial y significativa en nuestra vida. Podemos mejorar la calidad de nuestro sueño con cambios simples en nuestra rutina diaria o adoptando nuevos hábitos como la meditación. El sueño afecta nuestra vida diaria, el desempeño laboral, nuestra capacidad de recuperación emocional, el nivel de tolerancia, las relaciones y muchos aspectos más de nuestra vida. En otras palabras, un buen descanso impactará de forma muy positiva tu calidad de vida. También es recomendable buscar ayuda de un especialista si es que tus problemas relacionados con el sueño persisten durante mucho tiempo.

¡Que tengas una linda noche!

Traductora: Patricia Jiménez

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