A medida que la meditación y la atención plena se vuelven cada día más populares en la actualidad, se han convertido en una forma de mejorar casi cualquier cosa, desde el rendimiento hasta la concentración, el manejo del estrés y el sueño. Existe una cantidad significativa de evidencias científicas que muestran los beneficios de la meditación, pero ¿es posible que la meditación sea dañina o adictiva?
Exploremos lo que entendemos por adicción antes de continuar.
La Asociación Estadounidense de Psiquiatría define la adicción, que a menudo se usa indistintamente, como la “dependencia de sustancias” o, en casos más graves, como “trastornos por uso de sustancias” así como “afecciones complejas en las que existe un uso no controlado de una sustancia a pesar de sus consecuencias nocivas”. Es posible desarrollar una adicción a ciertas sustancias como el alcohol, las drogas y el tabaco, así como a comportamientos compulsivos como apostar, comprar, o la necesidad constante de estar conectados a Internet.
Cabe destacar que las adicciones no aparecen de la nada y, a menudo, se manifiestan como un mecanismo de afrontamiento o una forma de sentirse mejor, adormeciendo el dolor o aliviando el estrés. La presión de nuestros colegas o los sentimientos de euforia o ansiedad también pueden contribuir al desarrollo de adicciones. Comprender la naturaleza y las razones que hay detrás de las adicciones es importante para identificarlas y tratarlas.
Vivir con alguna adicción es complicado y cada persona lo experimenta de una manera diferente. La adicción es un padecimiento grave y requiere apoyo de la comunidad y ayuda profesional. Si tú o alguien que conoces está experimentando alguna adicción, contacta y consulta a un experto.
Ahora que hemos visto una descripción breve y general de la adicción, hablemos un poco sobre su relación con la meditación. Las intervenciones basadas en la atención plena, como la meditación, se utilizan a menudo para tratar las adicciones, ya que ayudan a aumentar el autocontrol y a reducir el estrés.
Se ha demostrado que la meditación tiene un impacto positivo en los tratamientos para la recuperación de adicciones, ayudando a las personas a desarrollar habilidades de afrontamiento más saludables y haciendo conscientes los comportamientos repetitivos y destructivos como la dependencia al alcohol o a las drogas en momentos críticos de ansiedad. También se ha descubierto que la meditación es eficaz para reducir los niveles de estrés dentro de los programas de recuperación de adicciones como Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos.
Más allá de los efectos positivos de la meditación, en lo que respecta a las adicciones, la cuestión principal a la que se enfrenta este artículo es si podemos o no llegar a ser adictos a la meditación. Tal vez si meditas durante largos períodos de tiempo y te sientes mal cuando no lo haces, es posible que te preguntes si eres adicto a ella.
O tal vez te sientes tan cómodo durante la meditación, que no quieres detenerte. Quizás deseas observarte y escuchar a tu interior por más tiempo y por eso quieres extender tu práctica. Si llevas algún tiempo meditando y cuando omites tu práctica te sientes incómodo, podríamos decir que la meditación se ha convertido en parte de tu vida o en un hábito. Nuestra mente a menudo prefiere actividades conocidas y, a medida que las repetimos, se convierten en hábitos. Es posible que tu mente simplemente desee que regreses a tu hábito de meditar regularmente porque lo considera un espacio cómodo, conocido y seguro para ti.
Existe una diferencia importante entre una adicción y un hábito. La adicción es algo que es perjudicial para ti, que sientes que no puedes detener a pesar de los efectos adversos. Un hábito, en cambio, se considera como una tendencia establecida o una forma habitual de comportamiento y no necesariamente tiene un impacto negativo en tu vida. ¿Cuál describe mejor tu relación con la meditación?
El tiempo que necesitas meditar depende de ti, cada persona es diferente. No existe una regla o receta específica. La meditación es una práctica muy personal y puede variar en lo que respecta a la duración del tiempo y a la calidad de la experiencia. Cinco minutos al día pueden ser más que suficientes para algunos, mientras que otros pueden meditar casi una hora diariamente. Incluso, cada persona puede ir modificando su práctica dependiendo de sus propias necesidades.
La duración y la frecuencia ideal de tu práctica tomarán forma a medida que profundices en la meditación. La mejor rutina de meditación es aquella que sea sostenible para ti. No hay aciertos ni errores universales en la meditación.
Frecuentemente, preferimos pautas específicas en nuestra vida diaria porque son más fáciles de desarrollar y de darles un seguimiento. Por ejemplo, la opinión popular dice que hay que caminar al menos 8 mil pasos y beber alrededor de tres litros de agua al día. Sin embargo, no existe una duración específica o alguna frecuencia recomendada cuando se trata de la meditación. La mejor manera de determinar cuánto y con qué frecuencia debes meditar es comunicándote contigo mismo. Tus necesidades pueden variar de vez en cuando. A veces, resulta difícil quedarse quieto y dejar que nuestra mente fluya libremente. En ese caso, posiblemente tu práctica deba ser breve al principio e ir aumentando gradualmente el tiempo y la frecuencia a medida que te vayas acostumbrando.
De hecho, la meditación es una excelente herramienta para observar la manera en que cualquier cosa o situación resuena en ti, incluida la misma práctica de la meditación. Te motiva a observarte detenidamente sin juicios y puedes utilizar esa misma práctica para explorar si te funciona o no. Incluso, puedes pausar o continuar tu práctica de vez en cuando para ir revisando su funcionalidad.
La meditación de atención plena nos permite observar nuestros pensamientos sin juzgarlos, editarlos o censurarlos. Cuanto más lo hacemos, más visibles son los pensamientos que negamos o evitamos. Eventualmente, los efectos de estos pensamientos incómodos disminuirán, pero al principio puede que no sea sencillo. Estar sentado observando incómodamente emociones y pensamientos desafiantes suele ser difícil, incluso para los más experimentados en la práctica. Es posible que durante la meditación no te sientas bien porque no te encuentras relajado o en paz cuando la practicas. Incluso, puede empeorar cuando profundizas en esos espacios oscuros más desafiantes dentro de tu mente y tu corazón. Eso es parte del proceso. Date tiempo para intentar estabilizarte, confrontar esas emociones difíciles y notar si finalmente te sientes relajado. Ten paciencia contigo mismo. Es un maratón, no una carrera de velocidad.
Desafortunadamente, existen adversidades en la vida. Meditar, en este sentido, nos permite convivir con la incomodidad de esos momentos y nos fortalece para superar esas dificultades.
¿Tu relación con la meditación evoca algo en tu vida? Varios estudios de personalidad llegaron al consenso de que los patrones de comportamiento aparecen en diferentes áreas de nuestra vida. Tratamos de darle sentido a una nueva situación, basándonos en nuestro conocimiento y nuestra experiencia en el pasado, comportándonos de una manera en particular y, a menudo, persistente dependiendo de cada situación. La meditación puede ser una herramienta poderosa y reflexiva para notar nuestros propios patrones de comportamiento. Este tipo de auto observación eventualmente nos permite nombrar estos comportamientos y potencialmente liberarnos de ellos si es que no son beneficiosos para nosotros, expandiendo así nuestra capacidad para tomar mejores decisiones.
Es posible caer en hábitos poco saludables cuando estamos cansados, estresados o ansiosos. A veces, nos volcamos hacia algunas sustancias como el alcohol o las drogas para escapar de los problemas porque nos resulta difícil enfrentarlos y experimentarlos. Elegir la meditación como un mecanismo de afrontamiento no siempre es sencillo, sobre todo si estás inmerso en una situación complicada. La meditación puede ayudarte a respirar y a calmarte, al mismo tiempo que te recuerda con amabilidad tu fortaleza para enfrentar y sobrevivir a esas dificultades.
Por otro lado, meditar tanto como puedas quizás no sea la solución para ti. Algunas situaciones son difíciles sin importar lo que hagamos. Medita solo en la medida que te resulte beneficioso. Lo más importante es saber que estás tomando las medidas adecuadas para cuidar de ti mismo y considera en todo momento buscar ayuda cuando la necesites.
Sé consciente de los motivos que tienes para meditar o no meditar. ¿Lo estás haciendo para calmarte? ¿Para evitar un problema? ¿Para profundizar tu autoconsciencia? Existen innumerables razones para comenzar cada práctica, pero asegúrate de personalizarla según tus propias necesidades. Si una parte de tu práctica de meditación no te resulta agradable, siempre tienes la opción de cambiarla o detenerla. Sólo tú tienes la respuesta acerca de si la meditación es, o no, beneficiosa para ti.
Traductora: Patricia Jiménez