Traductora: Ruth Obando
“¿Por qué esto me está pasando a mi?” A veces nos preguntamos. “¿Qué hice para merecerlo?” El simple hecho de la vida es que no siempre es evidente porque algo sucede. La vida no siempre es fácil, más bien es como una montaña rusa con sus altibajos. A veces estás listo para bajarte y tocar el suelo, pero el paseo simplemente continúa tirándote de un lado a otro. A veces pareciera que tus problemas nunca terminarán y las paredes a tu alrededor te encierran más y más — aún si no es así. Nuestras luchas no constituyen la gran parte de nuestras vidas aunque puede ser difícil de darse cuenta de esto cuando estamos en medio de la tormenta; reconocer esto requiere una habilidad que olvidamos fácilmente: la gratitud.
El Centro Yale de la Inteligencia Emocional define la gratitud como “un estado de mente que surge cuando afirmas una cosa buena en tu vida que viene del exterior, o cuando notas y saboreas los pequeños placeres.” Para ponerlo de una manera simple, la gratitud significa notar las cosas buenas que nos pasan, las cosas buenas que los demás hacen por nosotros o simplemente notar las cosas placenteras que encontramos en el transcurso del día; por eso podemos practicar la gratitud a cualquier hora que escojamos. Podemos mirar a alguien a quien amamos y pensar que tan agradecidos nos sentimos de tener a esta persona en nuestras vidas. Podemos dar un vistazo al cielo abierto y sentirnos agradecidos que podemos experimentar su belleza momentánea. Podemos tomar un sorbo de té y saborearlo. Podemos tomar una respiración profunda y dar las gracias por estar saludables. En todas estas acciones de gratitud, tomamos un momento para apreciar algo que generalmente damos por sentado.
Lo curioso de la gratitud es que podemos practicarla aún cuando estemos pasando por momentos difíciles. Digamos que estamos teniendo problemas inesperados de dinero y nos estamos sintiendo preocupados e inquietos sobre el futuro. Es posible que tratemos de contrarrestar el estrés al hacer planes y cálculos sobre nuestras finanzas. Es posible que estemos completamente consumidos a causa de nuestras preocupaciones y nuestra necesidad de controlar que nos olvidamos completamente del momento en el que estamos.
Toma una pausa. Toma una respiración profunda. ¿Dónde estás ahora mismo? ¿Tienes un techo sobre la cabeza? ¿Estás en un lugar seguro? ¿Tienes personas que te aman y que te apoyan? ¿Están seguras las personas que amas? Mucho del dolor y de la frustración que sentimos a causa de las circunstancias que experimentamos viene de cómo percibimos y reaccionamos a esas circunstancias. Al acordarnos de expresar gratitud en medio de estas situaciones, podemos re-enfocar nuestra atención y ajustar nuestra perspectiva; podemos hacernos ver que las cosas no son tan desoladoras como pensamos. Esto no significa que deberíamos ignorar la situación en la que estamos, simplemente ajustar nuestra perspectiva.
Ha sido comprobado que practicar la gratitud regularmente tiene impactos positivos en nuestra salud. Cuando practicamos gratitud, entramos directamente en contacto con emociones positivas tales como el asombro, la alegría y la paz mental. Estas emociones alivian y reducen la intensidad de emociones negativas tales como los celos, la amargura y la envidia. Entonces, entre más practiquemos la gratitud, menos haremos preguntas tales como “¿por qué esto me está pasando a mi?”, “¿Por qué no tengo esto o aquello?”, o “Merezco eso más que ellos.” Estas preguntas y estos comentarios que se nos meten en la mente solamente nos alejan de vivir una vida con integridad, lo cual fomenta la paz mental y la satisfacción.
Enfocar más de nuestra atención en los aspectos positivos de cada situación y alejarla de aquellos comentarios, críticas y preguntas negativas nos ayudan a disminuir el riesgo de depresión y ansiedad. Emociones como la alegría, el amor y el entusiasmo tienen efectos positivos en nuestros cuerpos; por lo tanto, al activamente tratar de enfocarnos en las experiencias y los aspectos de nuestras vidas que nos hacen sentir esas emociones, disfrutamos de esos beneficios de salud. Nos convertimos en personas más resistentes y podemos manejar mejor el estrés, la ansiedad y la depresión, o sea, todo lo que puede debilitar nuestro sistema inmunológico a largo plazo.
La gratitud no es una emoción que ocurre al azar. Es algo que de hecho debemos cultivar y entrenar regularmente como un músculo. Al inicio podría parecer forzado y poco natural, pero si continuas enfocándote en las cosas por las cuales te sientes agradecido, se pondrá más y más fácil cada día.
Hay un par de formas en las que podemos practicar la gratitud regularmente. Una forma es al practicar la meditación de conciencia plena o yoga. Durante estas prácticas, estamos obligados a activamente poner atención a nuestras sensaciones, sentimientos, pensamientos y nuestros alrededores. Nos enfocamos en los pensamientos de las personas y las cosas que tenemos en nuestras vidas; empezamos a notar el valor que estas contribuyen a nuestras vidas diarias. Durante la meditación, estas emociones y estos pensamientos se amplifican y aprendemos a entrar en contacto con estas emociones por nuestra propia cuenta por el resto del día. Puede durar de cinco minutos hasta una hora o más, y aún así, al solamente tomar ese tiempo para hacer una pausa y poner atención, nos acercamos más y más al impacto transformador de la gratitud.
Las meditaciones que se enfocan específicamente en la gratitud toman este paso un poco más allá. Estas meditaciones nos ayudan a enfocarnos en las cosas buenas en nuestras vidas: llevan nuestra atención hacia los actos de bondad de nuestros amigos, nos hacen notar como nuestra familia y nuestros seres queridos nos apoyan, empezamos a notar hasta los actos y los gestos más simples y pequeños que nos han traído alegría y calidez en nuestras vidas, y es posible que tengamos la necesidad de dar las gracias por estos actos, así fortaleciendo los vínculos con nuestros seres queridos.
Expresar nuestra gratitud es otra forma excelente de continuar la práctica que hemos cultivado en nuestras meditaciones. Además, les deja saber a nuestros seres queridos que son amados y valorados. Esto fomenta nuestra conexión con los demás y nos ayuda a crear un sentimiento de seguridad, confianza y compañerismo. Piensa sobre el pasado por un momento: ¿Cuándo fue la última vez que alguien en tu vida te ayudo de alguna manera? ¿Cuándo fue la última vez que expresaste gratitud genuina hacia las personas en tu vida, ya sea por las cosas que hicieron o simplemente por estar a tu lado? ¿Qué se sentiría extenderles la mano y simplemente decirles cuán agradecido te sientes de tenerlos?
Otra de las formas para practicar la gratitud es a través de la escritura. Escribir sobre las cosas por las cuales nos sentimos agradecidos es una forma maravillosa de organizar nuestros pensamientos y mirar enfrente de nosotros todo por lo cual nos sentimos agradecidos. Al escribir, podemos empezar a darle sentido a lo que estamos pensando. Además, podemos detallar y reflexionar sobre nuestros pensamientos y tal vez usarlos para crear un nuevo marco para cualquier situación en la que nos encontremos. También es un ejercicio interesante de regresar a nuestros diarios de meses o hasta años pasados y mirar qué y cómo estábamos pensando en aquellos momentos.
La gratitud tiene el poder de transformar nuestras vidas sin cambiar ninguna de nuestras condiciones. Ya sea a través del yoga o la meditación de conciencia plena, expresar nuestras gracias a nuestros seres queridos o escribir aquello por lo cual nos sentimos agradecidos, damos pequeños pasos para convertir la gratitud en una parte natural de nuestras rutinas, así invitando cambio positivo y paz mental a nuestras vidas.
Meditopia ofrece una serie sobre la gratitud la cual funciona como una forma inicial para aprender a enfocarse en esta emoción. Como siempre, nos gustaría escuchar sobre lo que haces para introducir la gratitud en tu rutina diaria.