“Nadie más que nosotros mismos puede salvarnos. Nadie puede y nadie podrá. Nosotros mismos debemos caminar el camino.”
– BUDDHA
Cuando consideramos cómo podemos vivir vidas más felices, esta cita de Buddha hace eco de las conclusiones encontradas por aquellos que han estudiado la felicidad. En los últimos años, un número creciente de investigadores se han fijado la misión de descubrir lo que alimenta la alegría y la felicidad humana. El hallazgo más común ha sido que no hay ninguna posesión material externa, persona o situación que pueda ser nuestra fuente de felicidad. De hecho, muchos han concluido que la felicidad es una decisión que debemos tomar por nosotros mismos cada día.
En este artículo consideraremos unas cuantas formas en las que podemos cambiar nuestra perspectiva y nuestra mentalidad para invitar a nuestras vidas más felicidad y alegría. Tal vez no sea la recompensa instantánea de felicidad eterna que esperabas obtener, pero es una solución a largo plazo que cada uno de nosotros es capaz de crear por nosotros mismos.
La mayoría de nosotros queremos ser felices todo el tiempo, pero piensa sobre alguien que conozcas que sea feliz y alegre todo el tiempo. Hasta visualizarlo es un poco extraño de cierta forma, y es porque nosotros los humanos simplemente no estamos diseñados para sentirnos felices cada momento del día. Aunque esto suene obvio, cuando piensas sobre cuánto nos obsesionamos para ser felices y aparentarlo, tal vez valga la pena considerar si de hecho lo hemos aceptado.
Buscamos formas para aumentar nuestra motivación y entusiasmo, ponemos fotos de nosotros riendo y sonriendo en las redes sociales, y nos juzgamos cuando estamos teniendo días en los que nos sentimos letárgicos o de mal humor. A veces cuando nos sentimos tristes, frustrados, o hasta indiferentes, pensamos “¿qué me pasa? ¿Por qué no puedo simplemente ser feliz?”
Lo primero que tenemos que internalizar antes de aprender a invitar más felicidad a nuestras vidas es de estar bien con el hecho de no ser felices todo el tiempo. Míralo de esta forma: nuestras vidas son como el bello cielo vasto y expansivo. Lo que hace que esos días despejados y soleados sean tan lindos y agradables es que hemos experimentado los desafíos y la incomodidad que surgen con el mal tiempo—los huracanes, los relámpagos y las nubes negras. De igual forma, la vida humana se convierte en algo tan enriquecedor, impresionante y valioso gracias a la diferente gama de pensamientos y emociones que somos capaces de experimentar.
Cuando aceptamos que no siempre nos sentiremos felices y que lo peor de nuestros sentimientos hace que nuestros momentos de alegría sean aún más valiosos, podemos también empezar a considerar en lo que nos enfocamos a lo largo del día.
Cabe destacar que la naturaleza humana trabaja en nuestra contra. Los humanos están generalmente diseñados para divagar y recordar situaciones negativas más que las positivas. Asimismo, podemos fácilmente recordar emociones y experiencias dolorosas más que los momentos alegres y felices.
Por eso es que la meditación y la conciencia plena pueden ser hábitos poderosos a adoptar. Cuando practicamos poner nuestra atención en todas las experiencias positivas que tenemos cada día, la intensidad de nuestras quejas, frustración y tristeza disminuye.
Practicar la meditación o la conciencia plena no significa que deberíamos descartar o ignorar los sentimientos de tristeza, enojo o frustración. Simplemente significa que podemos tomar más conciencia de estos sentimientos en un contexto más amplio. Miramos desde una perspectiva más amplia, y dentro de ella también miramos las cosas y las personas que hacen que nuestras vidas sean más alegres y fáciles.
Piensa sobre todas las cosas en tu vida que hacen que cada día sea más fácil y mejor. Trata de convertir en un hábito acordarte de 3 a 5 cosas por las cuales sientes gratitud cada día y mira cómo este hábito cambia tu perspectiva con el tiempo.
Investigadores de la felicidad y autores de La fórmula de la felicidad: La matemática del bienestar, Rakesh Sarin y Manel Baucells, exponen la fórmula de la felicidad como “realidad menos cambiando expectativas.” Lo que quieren decir es que la mayoría de nuestra miseria se desarrolla cuando nuestras expectativas no son iguales a nuestra realidad. Puede ser tan pequeño como esperar que no haya tráfico y que no nos quedemos estancados en un embotellamiento camino al trabajo, o tan trágico como esperar que alguien siga viviendo una vida saludable y después de repente morir. Para las rutinas y experiencias que tenemos cada día, tal vez el mejor regalo que nos podamos dar es dejar de esperar que la situación sea diferente de lo que en realidad es. El bus tal vez esté siempre 10 minutos de retraso, las personas en el tráfico no siempre seguirán las reglas del camino, y el servicio al cliente de tu compañía de televisión por cable probablemente no será tan servicial como esperabas que fuera. Hay algunas expectativas que simplemente mantenemos a pesar de que sabemos que no serán satisfechas. Y al hacer esto seguimos alimentando dentro de nosotros frustración, enojo y estrés a causa de algo que sabemos que no cambiará.
Toma un momento para pensar sobre algunas cosas que frecuentemente experimentas y que te molestan, pero que sabes que no cambiarán. ¿Merece esta situación tener tanto impacto negativo en tu paz mental?
Ahora piensa sobre algo positivo en lo que te puedas concentrar cuando esas situaciones surjan.
Si hay algo que nos podemos llevar de esta conversación, es que tenemos el poder absoluto y la libertad de escoger nuestro estado emocional y mental. Esto no significa que podemos simplemente apagar el interruptor de emociones dolorosas, sino más bien que podemos tener en mente que como todas las emociones, nuestro dolor y nuestra tristeza pronto se transformarán en otras emociones…Si así lo permitimos. Y aún todavía más que eso, podemos encontrar valor en nuestro dolor sabiendo que convertirá nuestros momentos de amor y alegría en algo mucho más especial.
A través de la conciencia plena y las meditaciones de gratitud, también podemos aprender a enfocarnos en las cosas que hacen nuestras vidas tan increíbles y afortunadas. Hasta las cosas o los momentos más ordinarios pueden hacer nuestras vidas sustancialmente mejor.
Y finalmente, al enfocarnos en nuestras expectativas y nuestra realidad, podemos determinar lo que podemos cambiar versus las situaciones contra las cuales luchamos innecesariamente cada día.
¿Cuáles son algunas de las cosas que haces para invitar a tu vida más alegría y felicidad? ¿A veces parece como si nunca sentirás felicidad de nuevo? ¿Cuáles son algunas expectativas prácticas y realistas que te puedes fijar para evitar sentirte innecesariamente frustrado?
Como siempre, ¡le damos la bienvenida a tus pensamientos y experiencias en la sección de comentarios abajo!
Traducido por: Ruth Obando