Ser capaces de identificar los recursos que requerimos para satisfacer nuestras propias necesidades es uno de los factores más importantes para mantener una relación de pareja saludable. Saber qué necesitamos y cómo conseguirlo nos permite nutrirnos tanto a nosotros como a nuestras relaciones interpersonales.
La mayoría de nosotros sabemos que debemos dedicarle tiempo a nuestra relación de pareja. Esos momentos de calidad que dedicamos a solas a nuestra pareja ayudan a que nuestros recursos emocionales crezcan.
Sin embargo, en ocasiones, en el ajetreo cotidiano nos olvidamos de centrarnos en nosotros mismos o en nuestra relación. Nuestras responsabilidades pueden llegar a tomar el control y convertirse en los factores que determinan cómo tomamos la vida, ocupando toda nuestra energía, todo nuestro espacio y nuestro tiempo. Esto hace que nos sintamos cansados y estresados hasta el punto de no poder identificar los recursos de los que disponemos para cuidar de nosotros mismos.
Quizás nos encontremos diciendo: “Esta semana pasó en un abrir y cerrar de ojos”, o “Mi pareja y yo simplemente no tenemos tiempo para estar juntos y hacer las cosas que queremos”, o “A veces no tenemos tiempo ni para platicar”, o “Me siento muy cansado y aún no logro ponerme al corriente”. Repetimos tantas veces esas frases que se convierten en nuestras respuestas automáticas. Quizás cuando nos damos cuenta de que estas expresiones se han convertido en el patrón de conversación dominante en nuestra vida, podemos reconsiderar lo que necesitamos cambiar.
Podemos comenzar a recuperar el control, interrumpiendo ese patrón y reordenando los límites entre las demandas del mundo externo y las de nuestra vida privada. Liberar la carga de tratar de ponernos al día con todo, reevaluar nuestras prioridades y revisar en qué lugar de nuestra larga lista nos posicionamos a nosotros y a nuestra relación de pareja puede ser muy útil. Dar un paso atrás y observar nuestra rutina diaria e identificar nuestras necesidades y cómo nos sentimos, convierte nuestra vida en un proceso en el cual sentimos que podemos participar y decidir, en lugar de dejarnos arrastrar por la corriente. Con práctica y tiempo, reorientar y reafirmar nuestros límites y prioridades se volverá mucho más fácil.
La calidad en la comunicación con nuestra pareja puede decirnos mucho acerca de la calidad de nuestra relación. Hazte estas preguntas: “¿Siento que mi pareja me comprende? ¿Me motiva el hecho de tener una relación de pareja? ¿Siento que a mi pareja le interesará lo que digo? ¿Me siento escuchado dentro de esta relación?”
Nuestra motivación para hablar con nuestra pareja y compartir cómo nos sentimos o qué necesitamos está estrechamente relacionada con el sentimiento de ser comprendidos o no. Es más probable que compartamos cosas si sentimos que la otra persona se preocupa por nosotros y está interesada en nuestras experiencias. Al hacernos las preguntas anteriores, podemos comenzar a tener una mejor idea de cómo podemos expresar nuestras necesidades dentro de la relación y de lo que pueda ser necesario modificar.
No estar dispuesto a compartir, creer que nuestra pareja no se preocupa por nosotros o perder interés en nuestra pareja pueden ser indicadores de que algo está bloqueando nuestro canal para dar, que es el recurso fundamental que mantiene la cercanía en nuestras relaciones. Estos sentimientos también pueden mostrarnos lo que necesitamos, que no es precisamente ignorar este bloqueo, sino trabajar para encontrar una solución.
Las barreras surgen en una relación por varias razones y cada relación tiene su propia dinámica. Por eso es muy importante evaluar una relación de pareja teniendo en cuenta nuestra historia específica y la historia de la relación. Podemos hacernos más preguntas para profundizar la comprensión acerca de cómo nos sentimos en la relación en este momento. Algunas de esas preguntas podrían ser: “¿Cuánto tiempo llevo sintiéndome renuente a compartir con mi pareja? ¿Desde cuándo siento que mi pareja no me entiende o no se preocupa por mí? ¿Puedo recordar alguna situación en particular que me hizo sentir así? ¿Mi pareja sabe cómo me siento? ¿Cómo está lidiando mi pareja con esta dificultad? ¿Siente lo mismo? Si es así, ¿cómo lo explicaría?” El tiempo y el contexto impactan nuestras relaciones más allá de lo que hacemos dentro de ellas. Nuestros trabajos, familias, salud y experiencias traumáticas también se entrelazan en la trama de nuestra vida diaria. ¿Cómo afectan estos factores a tu relación en particular? ¿Han afectado la cercanía entre ustedes? Si es así, ¿cómo podrían evitar que esos factores empeoren la situación? ¿Cómo podrían empezar a afrontar estas dificultades?
Cada una de estas preguntas puede ayudarnos a comprender el origen de sentimientos como el resentimiento, la desesperación y la ira. Es posible que estos sentimientos sean profundos y activen nuestro mecanismo de autodefensa.
Cuando identificamos las áreas problemáticas que causan tales sentimientos y encontramos una solución para enfrentarlas, nuestras relaciones pueden volverse más confiables y placenteras porque tenemos la seguridad de que nuestra pareja nos cuida y nos ama. Aún cuando nos preocupamos por nuestra pareja, si estamos dispuestos a seguir nutriendo la relación, las dudas y las preocupaciones se desvanecen en nuestra mente y se restauran el interés, el deseo y la confianza. En esos momentos, nos sentimos más dispuestos a compartir nuestra vida y dar lo mejor de nosotros mismos todos los días.
Imagínate con tu pareja charlando, expresando sus sentimientos, escuchando lo que cada uno tiene para decir, disfrutando de la compañía del otro sin sentirse obligados a nada. Piensen en disfrutar del deseo mutuo, en tener tiempo y espacio para divertirse más, viajar, escuchar música, bailar, ver películas, jugar, explorar nuevos lugares, crear espacio para que lo maravilloso y lo sorprendente pueda ocurrir. De la misma forma en que mantenemos nuestro bienestar con el cuidado personal, una relación de pareja también requiere de cuidados. Por eso es importante conocer nuestros recursos y mantenerlos activos. ¿Cómo estás nutriendo tus recursos hoy?
Translator: Patricia Jiménez