Traductor: Ruth Obando
El último año de la universidad es una época emocionante— y que también te pone los nervios de punta. Es la última vez que veremos a muchas de las personas con quienes hemos pasado los últimos 4 años. Es un tiempo de cambio y transformación antes de lanzarnos al mundo y empezar nuestras carreras, porque al fin y al cabo, después de 4 años de universidad sabemos exactamente lo que queremos hacer con nuestras vidas, o al menos es lo que se espera de nosotros.
Pero aquí hay algo: La mayoría de nosotros no tenemos ninguna idea de lo que haremos una vez que nos graduemos. Si tenemos suerte, tenemos una idea vaga de qué dirección queremos tomar. Esto es doblemente verdad para aquellos de nosotros que no hemos estudiado temas concretos y escogimos especialidades en filosofía o en literatura inglesa sin querer ser maestros en ninguno de los dos campos. Así que cuando el día de graduación llega, tenemos una gran pregunta: ¿Qué demonios haré con mi vida? Cuando nos hacemos esta pregunta tendemos a entrar en pánico, sintiendo como si tenemos que saber exactamente lo que queremos y quienes somos ahora mismo. No obstante, aquí hay un gran secreto: No tiene que ser así. Independientemente de cuán aterrador sea, está bien de todavía no saber lo que quieres hacer con tu vida. Lo que no está bien es no darnos tiempo y espacio para sentarnos con nosotros mismos, escuchar la corriente de pensamientos y sentimientos dentro de nosotros y hacer el trabajo para entrar en contacto con nuestra esencia más real.
En 3, 5 ó 10 años tal vez le echaremos un vistazo a nuestros días de universidad y desearemos que pudiéramos regresar. Pero seamos honestos, aunque sea divertido, la universidad no es un paseo en el parque. Entre los exámenes, los ensayos, las presentaciones, los trabajos a medio tiempo y la búsqueda de trabajo, es lo suficientemente agotador para ser considerado letal— y esto ni siquiera incluye los días de fiesta. Tenemos tanto que hacer, particularmente en nuestro último año, que a veces ni siquiera notamos cuán cansados estamos mentalmente. Es fácil de continuar a velocidad máxima hasta llegar al día de la graduación y sentirse sin dirección y desgastado.
El día de graduación muchos de ustedes tal vez se sentirán mental y físicamente agotados. Es probable que el último año de universidad te afecte y contrario a lo que podamos pensar, no somos máquinas. No puedes continuar trabajando perpetuamente. De hecho, no podrías hacerlo aunque fueras una máquina. Mira la mente como una computadora: Si una computadora se sobrecalienta, le darías un descanso o al menos le pondrías un ventilador abajo. Así que tal vez sea una buena idea de ver ese periodo entre la graduación y cuando tienes que empezar a buscar un trabajo como un periodo de gracia: un tiempo para que verdaderamente obtengas el descanso que mereces; un tiempo para preguntarte “¿quién soy?” y “¿con qué tipo de trabajo me quiero involucrar?”
Nosotros los seres humanos tal vez no podamos trabajar perpetuamente, pero estamos perpetuamente cambiando. Las experiencias que acumulamos día a día, mes a mes y año a año nos cambian y nos transforman. Para decirlo de forma simple, no eres la misma persona que eras cuando empezaste el primer día de universidad. Has cambiado, crecido y te has transformado en formas que probablemente no te das cuenta y es debido a esto que tus necesidades, expectativas y deseos han cambiado también.
La universidad es un ambiente ajetreado aún durante los mejores momentos. Sin embargo, aunque sea uno de los mejores lugares para crecer y transformarse, no es necesariamente el mejor lugar para que observes y reflexiones sobre ese cambio. Es un remolino de clases, viajes, interacciones sociales, pasantías y nuevas oportunidades que tienen un impacto enorme en quienes somos, y aún así casi nunca nos damos el tiempo para dar un paso atrás, y mirarnos y reconocer en quien nos hemos convertido. Sin esa toma de conciencia sobre quiénes somos, cuáles son los valores que nos motivan, y qué tipo de proyectos y actividades nos emocionan y alientan, ¿cómo podremos determinar hacia qué dirección movernos?
Si tienes suerte de tomarte un periodo corto después de la graduación, aún si sólo fuera un fin de semana largo, date el tiempo y el espacio para averiguarlo. Date tiempo para descansar la mente y también para empezar a hacer preguntas.
¿Quién soy? ¿Qué es lo que me gusta? ¿Qué es lo que me causa alegría? ¿En qué soy bueno? ¿Qué es lo que he aprendido sobre mi y lo que me gusta hacer? La meditación es la manera perfecta para explorar estas preguntas sin ponerte tanta presión. Tener un diario o tomar notas sobre lo que descubres de ti es también una manera útil para expandir tus pensamientos y tus inclinaciones. Al hacer esto, no solamente puedes descubrir aspectos de ti y tus habilidades, sino que también puedes empezar a explorar esta información para averiguar qué es lo que quieres hacer en la vida.
Si tenemos algunos días o hasta algunos meses entre la graduación y nuestro próximo programa, proyecto o trabajo, esto puede ser una gran ventaja para nosotros. Aunque si dejamos que el periodo de gracia tome demasiado tiempo, corremos el riesgo de que se convierta en una muleta. Aunque es importante darse este tiempo para descansar y descubrirse a uno mismo, cuando estemos listos, volver a moverse es de igual importancia. Esto no significa que necesitamos saber lo que queremos hacer. Está bien si no lo sabemos. Tal vez al participar e involucrarte en cualquier tipo de proyecto, visión o trabajo, empezarás a rápidamente identificar lo que te llama la atención y lo que no. El conocimiento y la autoconciencia vienen con la experiencia, y la mejor manera para tener experiencia es de lanzarse a nuevas situaciones, proyectos y roles.
Por eso es importante experimentar. Aplica a pasantías, persigue oportunidades de voluntariado, busca entrevistas para una variedad de trabajos relacionados a lo que estudiaste en la universidad, trata de encontrar oportunidades que te permiten usar tus habilidades e intereses.
Acuérdate de no quedarte estancado en el primer trabajo que consigas, especialmente si ese trabajo es más sobre llevarle café a tu jefe y menos sobre darte una oportunidad para aprender y crecer.
Sé que estos primeros pasos siempre son los más estresantes. Con tantas direcciones y opciones por delante, considerar que escoger puede ser paralizante. El miedo de tomar la decisión incorrecta puede sentirse tan pensado, como si una oferta equivocada de trabajo fuera a arruinar toda tu vida. Aguántame un poco más y juntos intentemos algo.
Toma un momento para pensar sobre una época de tu pasado cuando sentiste niveles increíbles de estrés y ansiedad. Tal vez fue que tenías que tomar una decisión o enfrentarte a un desafío enorme. Toma un momento para considerar que es lo que te estaba causando tanto estrés y cómo te sentiste en aquel punto.
Ahora, da un paso atrás y aléjate de la situación. Mírala desde la distancia, desde dónde estás ahora en tu vida. ¿En este momento la misma situación se siente estresante o pesada? Tal vez hasta sonrías, sacudiendo la cabeza y preguntándote por qué estabas tan estresado sobre esa situación. Cualquiera que sea la decisión que tomaste, como sea que manejaste esa situación, aquí estás, leyendo sobre desarrollo personal, motivación y satisfacción.
Esto no quiere decir que las decisiones que tomas no son importantes. Lo que quiero decir es que mirar todas las opciones que tienes por delante de ti con el conocimiento de lo que sea que decidas no hará o quebrará tu vida. La vida es temporal y siempre está cambiando. Cambiarás de trabajo y pasión, descubrirás nuevos talentos, encontrarás diferentes oportunidades, y hasta te cambiarás a ti mismo. Lo que definirá tu paz mental, éxito y felicidad no es sólo sobre el próximo paso a dar, es sobre la actitud y la conciencia con la cual lo des.
Es probable que te vayas a sentir bajo presión para encontrar un trabajo en algún momento después de la graduación. Tal vez te de un poco de pánico, como si estuvieras desperdiciando o quedándote sin tiempo. Cuando sientas esto, toma una respiración profunda. Acuérdate que nada de esto es verdad. Tienes suficiente tiempo por delante de ti. A pesar de la presión que te pongas, no tienes que apresurarte a tomar el primer trabajo que encuentres. Lo que si quieres hacer es encontrar el mejor trabajo para ti, uno donde podrás aprender, crecer y sobresalir.
Míralo de esta forma: ¿Preferirías aceptar inmediatamente el trabajo donde mayormente estarás estancado repartiendo café y correo o preferirías seguir buscando hasta que encuentres una posición que te permitirá usar lo que aprendiste en la universidad y agregar valor a la compañía donde estarás? ¿Dónde piensas que serás y te sentirás más valorado? ¿Hacia dónde quieres dar los primeros pasos en tu carrera profesional? Aunque se sienta aterrorizante, tomar un trabajo jugando un papel desafiante que parece estar más allá de tus capacidades te estirará los músculos del talento e intelecto más que un trabajo fácil que sabes que puedes hacer mientras duermes.
Otro punto a considerar es la presión externa y las expectativas que nos rodean. Haz un esfuerzo consciente para no sentirte abrumado a causa de las expectativas de tu familia o del tal llamado “éxito temprano” de tus amigos. Esto no es una carrera, es un maratón. Es un viaje lejano con tan sólo un participante y una persona contra quien competir— tú. Los deseos, las expectativas y los sueños de los demás no deberían influir en tus decisiones y tu comportamiento más que tus propios deseos y sueños. Ten confianza en que el poder de la vida te ofrecerá nuevas oportunidades porque al tomar más y más conciencia de lo que te motiva y lo que te lleva hacia adelante, empezarás a manifestar más oportunidades para alinearte con esas pasiones.
Tal vez pienses que sea más fácil dicho que hecho. Acordarse de todo esto puede ser difícil, especialmente si no puedes encontrar la oportunidad adecuada para ti. Algo que te puede servir en esta etapa es de acordarte de todas las experiencias, oportunidades, personas y los proyectos que has tenido hasta este punto y por los cuales sientes gratitud. Antes que nada, eres uno de los pocos privilegiados en el mundo que pudieron recibir una educación universitaria: solamente 6.7% de la población mundial tiene un título universitario. Para bien o para mal, tienes familia y amigos que te aman y te apoyan. Tienes un techo sobre la cabeza, aún si lo estás compartiendo con alguien, ya sea con tus padres o un compañero de clase.
Estas son solamente cosas básicas que tenemos y que con frecuencia damos por sentado. puedes dar un paso más y empezar a escribir una lista de todo lo que tienes y por lo cual sientes gratitud. también puedes meditar sobre la gratitud, Una práctica que te mantendrá centrado en el momento presente mientras te abres paso hacia el futuro.
Me parece oportuno y real su comentario sobre tantos jóvenes que se tienen que enfrentar a la realidad, ya que por lo regular loa currículum de las universidades no les educan en su realidad después de dejar la universidad. Los felicito por este
Documento.