Nos preparamos para recibir a un nuevo año. Por estas fechas, cada año, comenzamos a reflexionar acerca de lo que dejamos atrás y de las experiencias y sueños que esperamos en el futuro. Sin duda, este año ha sido difícil para todos. Tal vez te desconcierta pensar en lo que traerá el próximo año, o imaginar una realidad diferente, o te cuesta trabajo llenarte de energía para sentirte emocionado. Está bien notar esos sentimientos de incertidumbre o descontento, pero también es necesario hacer espacio a la posibilidad de sentir alegría. Imaginemos un nuevo año juntos, basándonos en estrategias de autocuidado, flexibilidad y compasión.
Todos tenemos sueños y expectativas cuando le damos la bienvenida a un nuevo año. A menudo, estas son las cosas que nos gustaría cambiar en nuestra vida y en nosotros mismos. Algunas veces, logramos cumplir con algunas de esas expectativas y otras nos damos por vencidos después de intentarlas, olvidándonos de nuestros objetivos por completo. Cuando nos aferramos demasiado a nuestras metas, puede ocurrir una de dos cosas: o experimentamos una sensación de derrota porque nos hemos fijado metas poco realistas que no se pueden alcanzar, o al esforzarnos por lograr nuestras metas, reconocemos que el resultado no era como lo habíamos imaginado y nos rendimos. Mantener una perspectiva flexible cuando se trata de establecer expectativas puede ayudarnos a construir metas que respondan directamente a nuestras necesidades y que estén en constante evolución. Piensa en planificar el año nuevo como si estuvieras inflando un globo. Quizás no podamos introducir suficiente helio en el globo para que se eleve. O tal vez hemos sobreestimado nuestra fuerza y el globo se revienta. Con este nuevo globo, seamos más intencionales, llenando y liberando el helio según vaya siendo necesario para que pueda elevarse. Este tipo de flexibilidad nos permite enfrentar nuestros objetivos con una mente abierta, para entender que está bien que las cosas cambien, se transformen y crezcan.
Con tanto ruido alrededor, a veces resulta difícil comprender a nuestro yo auténtico e identificar nuestras propias necesidades. Este es un recordatorio: Eres digno de tu propia grandeza. Los pasos que das para definir quién eres y lo que quieres, son muy significativos. Está bien estar en soledad para reconectarse con uno mismo. Crear un espacio seguro para estar a solas con tu ‘verdadero yo’ es un acto de valentía cuando hay tantas personas tratando de decirnos quién ser y cómo actuar. Tienes la oportunidad de determinar tu propio ritmo al avanzar en tu camino hacia el autodescubrimiento. No apresures el proceso.
Una de las habilidades más poderosas que poseemos es la de crear historias. Las historias son las narrativas que nos contamos sobre nuestra propia realidad. Pueden ser los espejos a través de los cuales nos vemos a nosotros mismos y las ventanas para comprender a los demás, que nos muestran que no estamos solos. Intenta imaginarte a ti mismo en el nuevo año. ¿Dónde estás? ¿Qué estás haciendo? ¿Con quién estás? ¿Qué historia estás creando para ti? Practica estar abierto a las posibilidades, las variantes que pueden formarse en tu historia y las maravillas que te esperan en el año que está por comenzar.
Al reflexionar sobre el año pasado, es posible que nos encontremos sintiendo una profunda sensación de dolor o pérdida. Concédete espacio para estos sentimientos. También está bien no sentirse muy bien. Al mismo tiempo, observa tu fuerza. Estás aquí, existiendo a pesar de tu dolor. Piensa en las personas, los lugares y las cosas que tienes que te dan alegría. Demanda lo que ilumina tu vida tanto como tus dolencias. Ambas experiencias nos dicen que estamos vivos y que podemos continuar con intención y propósito.
Es posible que empezar de nuevo no siempre sea fácil. Imagina que vas a la casa de alguien y encuentras ahí una planta que te gusta. Te regalan un tallo para que te lo lleves a casa y lo multipliques y debes esperar hasta que brote la raíz antes de plantarlo en una maceta. Quizás estarás demasiado emocionado y querrás agilizar el proceso, plantándolo antes de que sus raíces hayan comenzado a salir, alargando así el proceso de crecimiento. O tal vez extiendes el proceso demasiado tiempo y las raíces no logran aferrarse a la tierra. Es muy posible que no sepas lo que ocurrirá en la vida y si la raíz florecerá de la manera en que pensabas. Pero si abres espacio para algo nuevo, posiblemente encuentres más oportunidades de crecimiento y alegría mientras lo intentas.
La risa puede ser un gran estabilizador, ya que crea una sensación de alegría y de conexión incluso en nuestros momentos más oscuros. Todos queremos sentir que no estamos solos. Quizás experimentamos el ponernos de buen humor con alguna persona cercana a nosotros, o a través de un personaje de la televisión, una película o un libro. Date permiso de reír sin culpa, sin vergüenza, ni duda. Dedica tiempo a explorar la alegría a través del buen humor para conectarte con el momento presente.
No todo sale bien todo el tiempo. Trata de ser amable contigo mismo. Recuerda que tu cuerpo te da señales de que necesita tanta compasión y cuidado así como tu corazón y tu mente. Lo que piensas y lo que sientes acerca de ti mismo es importante para tener una conexión más profunda con tu verdadera autenticidad. Muchas veces solemos ser nuestros peores jueces. Considera esto: ¿Cómo podrías observar a tu juez interior e invitarlo a un espacio mental diferente con ternura y amabilidad?
Que el año 2021 sea un año hermoso, en el que te cuides, hagas nuevos planes con esperanza y te mantengas flexible a medida que avanzas en tu autenticidad a tu propio ritmo. Recuerda permanecer abierto a nuevas experiencias y perspectivas e invitar y abrazar la alegría, la risa y la compasión. ¡Feliz año nuevo!
Traductora: Patricia Jiménez