La música y los sonidos relajantes suelen ser parte de lo que imaginamos cada vez que alguien menciona la meditación. Tal vez te imaginas un ambiente con sonidos sutiles de la naturaleza, velas y alguien sentado con las piernas cruzadas. La música puede, o no, ser parte de la meditación. Pero, entonces ¿se deben incluir sonidos en la meditación? Si es así, ¿qué tipo de sonidos son los apropiados? ¿Y cuál es la relación que existe entre la música, la meditación y nuestros ciclos del sueño? ¡Descubramos juntos las respuestas!
La respuesta es: ambas opciones son correctas. Sin embargo, tanto en los enfoques de meditación tradicionales, así como en los modernos, el sonido tiene un lugar importante en las prácticas de meditación. Si sabes cuáles son los efectos, los beneficios y cuándo usar cierta música o determinados sonidos, puedes construir tu propia práctica en torno a tus necesidades.
Se sabe que la meditación tiene efectos sobre nuestro sistema nervioso y nuestras hormonas. Antes que nada, debemos tener en cuenta que lo que llamamos un “estado meditativo” tiene una fisiología en sí mismo. Las prácticas de atención plena, como seguir la respiración o concentrarse en cualquier objeto para desconectarse de la actividad del pensamiento, cambian de cierta manera las frecuencias de las ondas cerebrales. El sistema nervioso central entra en el modo parasimpático, donde podemos construir nuevas vías neuronales, reconectarnos con nuestras emociones y sentirnos a salvo. Esto cambia el mapa de nuestra actividad cerebral, de forma diferente al de nuestra vida diaria. Como resultado, se liberan las hormonas relacionadas con este nuevo estado, como la oxitocina o la serotonina. La música puede ayudarnos a inducir esta imagen fisiológica y también puede contribuir de otras formas a crear el espacio mental necesario:
En un estado meditativo, nuestras ondas cerebrales transitan hacia las frecuencias “Alfa”, que están asociadas con la relajación, la calma y la reconstrucción del cerebro. A lo largo del día, cuando la mente está activa y alerta, el cerebro generalmente opera en frecuencias “Beta”. Esas son las ondas que emitimos cuando participamos en actividades como la resolución de problemas, el pensamiento crítico y la memorización. Las ondas se denominan como las letras griegas: Alfa, Beta, Delta, y así sucesivamente, de acuerdo a las longitudes de las ondas electromagnéticas correspondientes a las diferentes modalidades del funcionamiento de nuestro cerebro. Las entradas sensoriales, como la del sonido o la táctil, pueden cambiar las ondas cerebrales y activar diferentes modos.
Junto a esos estados de vigilia, existen ondas cerebrales Delta y Theta que se asocian principalmente con los estados del sueño. Nuestro cerebro muestra ondas delta, que se asocian con el sueño profundo y la relajación, mientras que las ondas Theta están relacionadas con el sueño REM, los sueños y los estados profundamente meditativos y creativos. A esto se debe lo creativos que podemos ser mientras soñamos. Además, seguramente has escuchado que mientras dormimos procesamos la información que aprendimos durante el día. Por otro lado, la calidad del sueño generalmente se mide de acuerdo a la habilidad y a la capacidad de entrar a los ciclos del sueño REM. Es posible que hayas experimentado noches en las que has dormido mucho pero sientas que no has descansado bien. En esos momentos, normalmente no podemos entrar en los ciclos de descanso profundo, es decir, nuestro sueño es muy ligero y puede ser interrumpido con facilidad.
En los sonidos chamánicos, el rango de las ondas Theta tiene una importancia especial. Los tambores chamánicos están sintonizados con las frecuencias Theta. La función del tambor chamánico es proporcionar un detonador para entrar en meditaciones profundas o proporcionar una adhesión al momento. Los chamanes usan diferentes ritmos para llevar a los participantes a salir de la meditación. Esto significa cambiar el sonido hacia un tono más despierto.
La primera manera de usar la música en tu meditación es como un mecanismo de apoyo para calmar tu cuerpo y construir la base para tu práctica. Ya sea para dormir o para meditar, entrar en un estado de tranquilidad, alejado de las preocupaciones de la mente, podrían facilitarte la vida. Ciertos sonidos nos ayudan a propiciar la relajación y la meditación.
Los elementos que propician que alguien se sienta relajado varían con cada persona. Hay quienes se sienten tranquilos y en paz mientras escuchan heavy metal. Para otras personas, una sinfonía clásica puede ser demasiado escandalosa, o los sonidos de la naturaleza, como la lluvia, pueden distraerlos. Por lo tanto, es necesario que hagas un pequeño experimento para definir qué tipo de música o sonidos pueden relajar tu sistema. Estas son algunas de las alternativas que pueden ayudarte:
Dado que estos sonidos son muy constantes y singulares, resultan muy beneficiosos para la concentración.
Por un momento, imagina tu cuerpo como un instrumento musical. Digamos, como una guitarra o un piano. Cada nota de los instrumentos musicales tiene cierta frecuencia universal. Vayas a donde vayas, la nota “Mi” tiene el mismo tono medido en la unidad de frecuencia en “Hertz”. Los músicos deben afinar su instrumento a las notas universales para poder hablar un lenguaje musical común.
Del mismo modo, las diferentes ondas del cerebro que mencionamos anteriormente también tienen ciertos valores de frecuencia. Esto no quiere decir que escuchar ondas delta te llevará a estar en un estado delta. Sin embargo, escuchar sonidos a una determinada frecuencia puede funcionar como un modulador para nuestro cerebro. Estar expuesto a esa frecuencia específica durante un tiempo puede inducir ondas similares al “sintonizar” nuestro cerebro. Los límites pueden diferir ligeramente, pero puedes tomar estos rangos de frecuencia como referencia:
La mayoría de las técnicas de meditación funcionan con un objeto de atención para mantenerse presente. Ese objeto suele ser nuestra respiración o nuestros sentidos. Siempre que regresamos a la actividad cerebral y comenzamos a tener pensamientos que nos distraen, redirigimos nuestra atención al objeto, que funge como un ancla, para mantenernos en el momento presente.
El sentido del oído también puede utilizarse como ancla. Si te gusta usar tu sentido auditivo en un contexto de meditación o si sientes que funcionaría, ¡deberías intentarlo! Y recuerda, la práctica es orientar tu atención hacia lo que estés escuchando en el momento presente.
Existen un par de puntos a los que debemos prestar atención al elegir la música:
Algunas ideas para sonidos que sirvan de anclaje pueden ser:
Y recuerda, debes elegir una combinación de sonidos o música que sea estable pero que no te provoque sueño.
Última nota: ¿Conoces la sección de música de Meditopia? Hay una gran variedad de opciones, desarrolladas con sumo cuidado y delicadeza especialmente para tus meditaciones. ¡Mis sonidos favoritos son los de las series de chakras y planetas! ¡Pruébalos, disfrútalos y comprueba su efectividad!
Por favor no dejes de contarnos cómo te sientes al incluir música en tus meditaciones. ¿Utilizas algún sonido para conciliar el sueño o para meditar? ¡No dudes en compartir tus ideas y experiencias con nosotros en la sección de comentarios!
Traductora: Patricia Jiménez