Creando un padre emocionalmente disponible.

En nombre de nuestros hermanos, hijos, padres y amigos, necesitamos reconocer y examinar la cultura de vergüenza que dificulta la habilidad de los hombres a involucrarse más emocionalmente y ser vulnerables dentro de la estructura familiar.
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En este día del padre, nosotros en Meditopia queríamos hablar de un tema que ahora más que nunca pensamos es relevante para los padres alrededor del mundo. En años recientes y en muchas partes del mundo, los papás han estado desempeñando un mayor papel en el manejo de la casa y la responsabilidad de criar a los niños. Con esta transición, así como las expectativas en torno al papel de una madre han evolucionado, así también ha sido en cuanto a las expectativas para los papás. Una parte de este cambio ha significado una expectativa creciente para que los padres se involucren más emocionalmente, para que sean vulnerables y abiertos con sus familias y comunidades. Sin embargo, estas expectativas se enfrentan a muchos desafíos que todos debemos ayudar a cambiar.

En nombre de nuestros hermanos, hijos, padres y amigos, necesitamos reconocer y examinar la cultura de vergüenza que dificulta la habilidad de los hombres a involucrarse más emocionalmente y ser vulnerables dentro de la estructura familiar.

En este artículo hablaremos de algunas de las fuentes principales de miedo y vergüenza que con frecuencia los hombres experimentan y consideraremos como esto les impide ser más vulnerables, comprensivos, compasivos y amorosos.

Control emocional, el trabajo es primero, estatus y violencia.

Estos son los rasgos de carácter que parecen ser más prominentes en como los hombres sienten que deben adherirse a las normas de género y expectativas en la sociedad. Un estudio llevado a cabo por Mahalik en la Universidad de Boston enfatiza las diferentes normas de funciones de género y saca a la luz lo que todos hemos presenciado y hasta tal vez participado a lo largo de nuestras vidas. Y en caso que tengas curiosidad, los rasgos de carácter principales que las mujeres generalmente se sienten obligadas a seguir fueron: sé amable, delgada, modesta y usa todas las fuentes disponibles para mejorar la apariencia. Da en un blanco incómodo, ¿no?

Piensa sobre los hombres y los chicos en tu vida. ¿Piensas que alguno de ellos siente la presión de siempre permanecer emocionalmente estoico, sin importar cuán asustado, afligido o inseguro se sienta? Toda la familia puede derrumbarse, pero los hombres y los niños deben permanecer fuertes, resistentes y proteger a sus familias de más sufrimiento y dolor. Deberían ser los sabelotodo de la familia, los que reparan todo y los que protegen la fortaleza. ¿Te suena conocido? Es porque hay una expectativa profunda para que los hombres nunca muestren debilidad o incertidumbre. Y en un mundo donde la vulnerabilidad es todavía con frecuencia percibida como debilidad, entonces nunca podemos esperar que los hombres prioricen la razón sobre el honor, la autenticidad sobre la reputación, la incertidumbre sobre el control y la integridad sobre el estatus.

“Muéstrame una mujer que puede sentarse con un hombre en medio del miedo y la vulnerabilidad, y te mostraré una mujer que ha hecho su propio trabajo en torno a la vulnerabilidad y no deriva su estatus o poder de ese hombre.”

BRENE BROWN
Estos son los rasgos de carácter que parecen ser más prominentes en como los hombres sienten que deben adherirse a las normas de género y expectativas en la sociedad.

Los hombres siempre serán hombres, pero ¿qué hay de las mujeres?

Un estudio en curso hecho por Brené Brown reveló que muchos hombres sienten esta expectativa de ser más emocionalmente vulnerables y abiertos con sus parejas y sus familias. No obstante, aún al satisfacer esta expectativa, todavía no se sienten seguros para bajar la guardia. En varias entrevistas había comentarios tales como “Finjo ser vulnerable, pero lo mantengo bajo control,” o “Hago lo suficiente para hacerle creer que estoy siendo abierto porque si fuera totalmente honesto sobre cuán asustado o fuera de control me siento, ella me juzgaría.” Brown también reveló que la mayoría de los hombres y los jóvenes que entrevistó no se sentían de esta manera a causa de la presión que recibían de sus jefes, amigos, entrenadores o hasta colegas. La respuesta rotunda que dieron cuando se les preguntó de dónde venía la mayor presión para sentirse fuertes, físicamente en forma, financieramente estables y seguros fue: las mujeres.

Al leer los comentarios de muchos hombres, se me vino una ola de recuerdos en los que presencié las conductas exactas que estaban describiendo. Para ser honesta, de una forma siempre descarté los problemas de los hombres, comparándolos con la montaña de injusticias y desafíos que las mujeres enfrentan. Al seguir leyendo el libro El poder de ser vulnerable de Brown, me di cuenta que es estrecho de mente e injusto comparar la vergüenza y el miedo de una persona con la de otra. En este caso en particular, al trivializar los sentimientos y los desafíos que los hombres enfrentan, no solamente estaba exacerbando el sistema patriarcal que limitaba mis propios intereses sino que también estaba evitando una conversación que como mujer demandaba vehemente en nombre de mi grupo de género.

Consideremos en qué tipo de hombres queremos que nuestros niños y jóvenes se conviertan. Los papás que serán son los niños que estamos moldeando y educando hoy.

De niños a hombres a padres.

Piensa sobre los momentos donde presenciaste o participaste en reforzar estas normas de género limitantes. Burlarse de un hombre por no tener ningún sentido de dirección, suponer que el hombre en el grupo sabría reparar algo, decirle a un niño adolescente de ser más fuerte, o decirle a los hombres jóvenes que necesitan permanecer fuertes y no llorar. Todas estas señales recibidas y exigencias sobre la vida de un niño pronto pueden resultar en que los hombres que se convierten en padres se sientan incapaces de ser honestos y auténticos sobre lo que están sintiendo, lo que temen y lo que necesitan de sus parejas y sus familias. Es la misma presión paralizante que nosotras como mujeres podemos sentir para ser recatadas, atractivas, amables y agradables. Todas estas expectativas limitan nuestro potencial no solamente como individuos sino también como sociedad.

Consideremos en qué tipo de hombres queremos que nuestros niños y jóvenes se conviertan. Los papás que serán son los niños que estamos moldeando y educando hoy. Imagínate un mundo donde los papás se sintieran libres de ser vulnerables, emocionalmente abiertos y honestos sobre incertidumbres y debilidades sin temor de ser víctimas de burla y vergüenza. Imagínate un mundo donde las mujeres no se sintieran incómodas o amedrentadas al ver un hombre mostrando vulnerabilidad. Imagínate un matrimonio en el que puedes ir a casa y saber que tu vulnerabilidad será honrada como valentía y honestidad, y que encontrarás apoyo.

Sí, tomará trabajo, mucha introspección y conversaciones incómodas con nuestro ser querido, pero no puedo ver otra mejor manera de empezar una nueva tradición de honestidad y autenticidad dentro de nuestras estructuras familiares.

Como Brené Brown dijo, “Muéstrame una mujer que puede sentarse con un hombre en medio del miedo y la vulnerabilidad, y te mostraré una mujer que ha hecho su propio trabajo en torno a la vulnerabilidad y no deriva su estatus o poder de ese hombre. Me muestras un hombre que puede sentarse con una mujer que tiene miedo y es vulnerable, y te mostraré un hombre que ha hecho su propio trabajo en torno a la vulnerabilidad y no deriva su poder de ser Oz, el ser que lo sabe y lo repara todo.”

Traducido por: Ruth Obando

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