Por todas partes del mundo las personas están actualmente experimentando una época sin precedentes en la historia de la humanidad. Lo que ha estado sucediendo a nivel mundial nos afecta a cada uno de nosotros y nos provoca ciertas emociones. Al igual que los adultos, los niños están siendo afectados por este proceso. A diferencia de los adultos, la forma en que cada niño percibe, siente y le encuentra sentido a este período, varía según sus padres.
Es importante tomar una pausa y darte un vistazo para poder manejar bien este proceso como madre o padre. ¿Cómo te sientes? ¿Enojado? ¿Con miedo? ¿Confundido? ¿Preocupado? ¿Estresado? ¿En paz? Lo que sea que sientas, obsérvalo tal como es y permítete sentirlo. Quizás sientas que tu espacio personal está siendo invadido porque los niños están en casa todo el día, o estás enojado o enojada porque hay una interrupción en tu orden y tus planes han sido cancelados. Quizás te sientas atrapado porque tu capacidad de moverte e ir afuera ha sido restringido. Quizás sientas preocupación a causa de la incertidumbre. Quizás tu nivel de estrés sea sumamente elevado a causa de la cantidad de noticias que has estado viendo todo el día. Acuérdate que todos estos sentimientos o reacciones son totalmente normales y humanas. Al igual que todo adulto, hay un niño dentro de ti. Es posible que este niño se sienta inseguro en períodos desafiantes. Primero que todo, deberías escuchar a este niño y descubrir lo que posiblemente le haya provocado estas reacciones. Luego, tranquilízalo como cualquier padre lo haría. ¿Qué podría tranquilizar a tu esencia te adulto y niño? ¿Qué necesitas ahora mismo? ¿Qué te hace sentir amado? Esto podría ser compartir tus sentimientos con tu pareja, abrazar a tus seres queridos, llamar a tus amigos o amigas, reflexionar sobre tu mundo interior a través del arte, el humor, la meditación, la danza, ser activo, dormir bien, comer saludable, ser productivo, leer y compartir noticias solamente de fuentes fiables. Para poder tranquilizar a tu niño y llenar estos espacios dentro de ti que fácilmente pueden vaciarse en momentos de incertidumbre, primero necesitas tranquilizarte y reconocer tus propias necesidades. Una manera de hacer esto es al descubrir tus propias fuentes. ¿A qué red de apoyo tienes acceso actualmente? ¿A qué dificultades te enfrentaste antes y cómo las superaste? ¿Qué tipo de habilidades de resolución de problemas usaste? Si pudieras imaginarte en un espacio seguro y relajado, ¿donde sería?
Examinar tu mundo interior como padre primero es importante para explicar a tu hijo lo que está sucediendo en el mundo. Cuando se explica algo, los niños ponen más atención a la manera en que algo se dice en lugar de lo que se está diciendo. Se enfocan en el tono de voz de sus padres, en las expresiones faciales, el lenguaje corporal y pueden interpretar las emociones muy bien. Esta emoción se les transmite fácilmente y la manera en que escuchan e interpretan el tema se ve afectada. Por esta razón, la manera en que interpretas estas circunstancias es muy importante. ¿Tu mente dice “como de costumbre, algo malo ha sucedido. El mundo es un lugar peligroso”? ¿O dice: “Hay altibajos en la vida. Estamos atravesando un período duro, pero lo superaremos”? Lo que sea que tu mente diga será transmitido a tu hijo exactamente de la manera en que lo interpretas.
Enfocarse en la enseñanza de este proceso podría convertir este diálogo interno en algo más positivo. Por ejemplo, este período es una oportunidad para desacelerar y echar un vistazo a tu vida al dar un paso hacia atrás. Antes de explicar la situación a tu hijo, es muy importante que te tranquilices e internalices este período tanto como sea posible. Si se te hace difícil aceptarlo, esto puede ser una oportunidad para explorar tu tolerancia a la incertidumbre. ¿Por qué se te hace difícil aceptar el hecho que no controlas las cosas que suceden en la vida? ¿Siempre intentas controlar todo? ¿Por qué tienes la necesidad de hacer esto?
Cuando te sientas listo, puedes explicar la situación a tu hijo de manera clara y tranquila, adaptada a su edad. Si tu hijo todavía es muy pequeño, puedes crear una historia o puedes explicárselo con dibujos. Puedes explicarle que los parientes de este virus son el resfriado y la gripe, que puede causar tos o fiebre alta cuando entra en el cuerpo, que estamos empezando a familiarizarnos con el, que los doctores están trabajando para desarrollar una vacuna y que nuestros cuerpos tienen soldados anticuerpos para protegerlo de este virus. También puedes explicarle que para protegernos hemos tomado precauciones tales como lavarnos las manos, estornudar en el brazo y quedarnos en casa por un tiempo. Es importante recordarle a tu hijo que está saludable y a salvo. Lo que tu hijo necesita saber más es que su salud es la prioridad y que como padre estás haciendo todo lo posible para preservarla.
Una vez que hayas hablado con tu hijo de este momento difícil, crear espacio para sus pensamientos y sentimientos es una de las partes más importantes para manejar bien este proceso. ¿Qué se le viene a la mente cuando ve y escucha cosas sucediendo a su alrededor? ¿Tiene preguntas? Quizás no tengas todas las respuestas todavía, pero puedes buscarlas y responderlas después. ¿Cómo se siente? ¿Dónde en su cuerpo se encuentran estos sentimientos? ¿Qué color tendrían en estos sentimientos? ¿Cuáles son las fuentes que más necesita para poder lidiar con este proceso? ¿Qué es lo que lo hace sentir más seguro? Puede hablar sobre esto en forma de historia o juego. Jugar es una zona de sanación donde los niños pueden expresar su mundo interior, reanimar las cosas que están más allá de su control y encontrar sentido para sentirse bajo control. El niño escribe y dirige el juego, la madre o el padre sólo observa a su niño sin interrumpir o juzgar y refleja lo que el niño está narrando. De esta manera el niño siente que sus emociones son aceptadas y bienvenidas; se le escucha, se le mira y se le comprende. Todo esto lo tranquiliza en momentos difíciles y le permite sentirse a salvo.
Cuando tu hijo experimenta emociones difíciles, juntos pueden explorar maneras para lidiar con ello. El contacto físico con alguien en quien confiamos nos tranquiliza y libera la hormona oxitocina que nos hace sentir a salvo. Por ejemplo, cuando tu hijo tiene miedo, te abraza. Reír en voz alta o llorar le ayuda a deshacerse de estrés. Ser activo también es fundamental para relajarse. Cuando un niño se siente nervioso, actividades como correr, jugar a la lucha libre, sentarse en pelotas inflables, saltar o imitar animales son buenas maneras para disminuir sus preocupaciones. Cuando se sienta preocupado, puedes meditar con tu hijo o puedes crear competencias divertidas en familia. Cocinar, escuchar música, jugar con plastilina, agua o arena y aplicar aceites esenciales que nutren nuestros sentidos también ayudan a regular sus sentimientos. Informa a tu hijo sobre lo que ha estado sucediendo, asegurándote de escoger tus palabras cuidadosamente. Sin embargo, también es importante monitorear la información que recibe de otras fuentes para poder impedir que su nivel de ansiedad aumente.
Ya que son pequeños y dependen de sus padres, los niños tienen espacio limitado en donde sentirse activos y bajo control; y para sentirse tranquilos y a salvo, necesitan sentirse bajo control. Por esta razón, es importante apegarse a su rutina cotidiana tanto como sea posible. Además, pueden encargarse de un espacio que les pertenece solamente a ellos y a nadie más. Esto podría incluir encargarse de una tarea doméstica adaptada a su edad, como por ejemplo, regar una planta. Pueden crear un plan para uno de los sueños que quieren convertir en realidad una vez que este período termine y colgarlo en la pared de su cuarto.
Ya que tu familia pasará todo su tiempo en casa por un rato, es posible que los límites cambien, lo cual puede provocar sentimientos de enojo. Con este fin, crear un espacio para ti, y nadie más, podría ayudarte. Como madre o padre, establecer tiempo para ti y preservar este límite importante independientemente de cuán difícil sea, te ayudará a aliviar el enojo y mejorar la calidad de tiempo que pasas con tu hijo.
No es realista esperar que tu vida y tus reacciones internas sean normales en este período abnormal. Tolerar desorden, incomodidad e incertidumbre, permitir que tus planes sean interrumpidos, y aceptar que se te es difícil lidiar con todo esto son áreas de crecimiento en las que todos podemos trabajar. Permitirte fracasar, aburrirte, tomar una pausa y dejar que la vida fluya son los desafíos a los que te enfrentarás. Es hora de darle la bienvenida a este desafío con los brazos abiertos.
Autor: Psicóloga Deniz Özsoy