En esta nueva e inesperada era global, en la que todo está cambiando rápidamente y nuestras actividades diarias se han alterado repentinamente, ¿te has preguntado cómo te sientes? ¿O simplemente continúas en movimiento y sigues tu rutina sin escuchar tus sentimientos? Ignorar nuestras emociones a menudo puede ser más fácil que enfrentarlas. Dicho lo anterior, nuestras emociones exigen ser expresadas, vistas y aceptadas. Cuando las ignoramos, suelen transformarse para llamar nuestra atención y pueden tornarse física y mentalmente perturbadoras. Estas emociones ignoradas pueden brotar como sentimientos difíciles de entender, en forma de ansiedad, agitación o preocupación, también en forma de molestias físicas, como dolencias o insomnio. A veces, aparecen afectando nuestra relación con nosotros mismos y con quienes nos rodean, e incluso con la comida. Es por eso que el abrir espacio a nuestras emociones es crucial para nuestro bienestar y nuestro sentido de equilibrio en la vida.
¿Tienes la capacidad de asimilar lo que has estado experimentando hasta ahora durante la pandemia? ¿Qué ha sucedido y qué ha cambiado en ti? En este momento, ¿qué tipo de emociones involuntarias están surgiendo debido a esta situación? ¿Qué es lo que más extrañas? Por ejemplo, puede que extrañes estar al aire libre y tomar un poco de aire fresco sin sentir ansiedad. Puede que te sientas triste por no poder ver a tus seres queridos. Si vives con otras personas, es posible que te sientas abrumado por no poder estar solo y fastidiado de las nuevas responsabilidades que has tenido que asumir últimamente. Si vives solo, es posible que te sientas aislado y solitario. La incertidumbre de cuánto durará esto podría hacerte sentir enojado o estresado. Todos estos sentimientos son normales. Centrarse en ellos puede ayudarte a comprender la situación y tomar conciencia de tus propias necesidades. Después de hacer conscientes estas necesidades, puedes empezar a enfrentarlas y lidiar con ellas para procesar mentalmente la situación.
Ira, preocupación, miedo, confusión y agotamiento. Calma, esperanza y felicidad. Todos estos son sentimientos que podemos experimentar durante este período de pandemia. Probablemente estamos familiarizados con la mayoría de estas emociones, pero hay otra emoción que posiblemente también experimentemos durante este tiempo: el dolor. En estos días, puede que estés afligido por muchas cosas que de repente perdiste. Es posible que hayas perdido a un ser querido o que alguien cercano esté enfermo y busquen tratamiento médico, en estas condiciones aún más difíciles de lo habitual. Si te ocurre esto y la estás pasando mal, buscar ayuda profesional puede ayudarte en este momento tan doloroso.
Si bien muchos de nosotros no hemos perdido a alguien cercano, aún así la pandemia nos ha hecho experimentar pérdidas de manera más abstracta. Esta experiencia de pérdida puede ser desconcertante y dolorosa a su manera. Por ejemplo, puedes haber perdido el sentido de seguridad o control sobre tu vida. Puedes estar perdiendo tus hábitos, rutinas, la cercanía física con tus seres queridos, o tal vez tu trabajo. ¿Qué has tenido que soltar en este período? ¿Qué te fue arrebatado de repente? ¿De qué tipo de cosas te estás privando ahora que antes solían hacerte sentir bien? ¿Qué sentimientos extrañas de lo que solías hacer? ¿La felicidad? ¿El sentirte amado? ¿La confianza? ¿La calma? ¿La tranquilidad? ¿La diversión? Extrañar estos estados mentales y estos sentimientos es muy normal. Intenta poner nombre a estas emociones y haz un espacio para ellas; enlista lo que sientes que has perdido.
Además de las emociones mencionadas y las experiencias que puedes sentir que te estás perdiendo, la irrupción de la pandemia en tus planes futuros también puede ser todo un desafío. Es posible que hayas estado soñando con hacer cosas nuevas próximamente o que tengas rutinas planeadas que ya no saldrán como te esperabas. Esto podría hacerte sentir triste o frustrado. Si tenías planes de ver a tus seres queridos o irte de vacaciones en primavera o verano, esto también puede ser difícil, desmotivante y molesto. Trata de pensar en estos cambios en tus planes futuros, y en la incertidumbre del futuro en general, como otra forma de pérdida que debes identificar y resolver. El expresar tus sentimientos al respecto en un diario, o con alguien de tu entera confianza, puede ayudarte a procesar estas emociones.
Darte cuenta del dolor y hacerle espacio, son los primeros pasos hacia la curación. Ignorar lo que hemos perdido y el dolor que sentimos puede afectar nuestro bienestar, nuestras relaciones personales y hasta nuestro cuerpo. Considera las siguientes sugerencias para aumentar tu conciencia sobre el dolor:
Dedícale tiempo. Para evitar que el dolor domine tu vida y al mismo tiempo darle espacio para ser procesado, puedes establecer un “tiempo de duelo” todos los días. Durante este tiempo, puedes recordar, soñar, mirar fotos antiguas, contemplar planes cancelados o pendientes y, si lo deseas, llorar. Percibe cómo te hacen sentir tus pérdidas. Si bien, el enfrentar estos sentimientos durante un período de tiempo establecido puede parecerte todo un desafío, también es posible que te ayude a sentirte más liviano y menos estresado por el resto del día. Y lo más importante es que crearás un espacio para tu propia curación al observar y cuidar tus emociones.
Escucha tus necesidades. El saber que otras personas atraviesan por dificultades similares, a veces, puede aliviar nuestro dolor o estrés. Sin embargo, no debemos olvidar que cada quien tiene sus propias experiencias y formas de llevar su duelo. En lugar de enfocarnos en cómo los demás están pasando la pandemia, debemos recordar que todos estamos experimentando esta etapa de diferentes maneras. Todos tenemos nuestra propia personalidad, experiencias de vida, necesidades y reacciones. Aunque todos enfrentamos el mismo evento, es útil preguntarse: “¿Cómo me siento en este período y qué necesito?” Recuerda que no tienes que pensar positivamente y mantenerte fuerte todo el tiempo. Puedes intentar escribir tus sentimientos y necesidades, o compartirlos con alguien de confianza. Si te sientes preocupado, intenta enumerar tus preocupaciones y agrúpalas. Luego, centra tu atención en lo que significa para ti cada emoción que sientes en ese momento. Por ejemplo, la preocupación, a menudo puede estar relacionada con sentirse seguro y la necesidad de tener el control. Entonces, si la emoción que estás experimentando es la preocupación, podrías sentirte mejor concentrándote en hacer actividades que puedas controlar, que requieran que estés presente y que te hagan sentir bien.
Crea una nueva rutina. ¿Has tenido que renunciar a alguna de las más significativas e importantes rutinas para ti? Es posible que hayamos tenido que cambiar algunos hábitos que no podemos realizar durante la pandemia, como leer las noticias camino al trabajo o conversar mientras tomamos un café con un amigo cercano. ¿Qué pasaría si adoptaras una nueva rutina para leer las noticias o para que tomar café sea más placentero? Por ejemplo, puedes leer las noticias en un área cómoda de tu hogar. Podrías beber tu café a una hora determinada mientras escuchas música, mirando por la ventana o leyendo algunas páginas de tu libro. Tu nueva rutina puede involucrar algún pasatiempo que siempre has querido realizar, un idioma que deseas aprender o un nuevo hábito que estás tratando de adoptar. Piensa en planificar nuevas rutinas que enriquezcan tu vida y te acerquen a realizar tus sueños en la vida.
Explora la alegría. Aunque este período te ha quitado algunas de las cosas que amas, el nuevo ritmo en el que te encuentras ahora, también puede estar creando un espacio para nuevas oportunidades. ¿Cuáles son algunas de las emociones, recuerdos y experiencias especiales que puedes crear y compartir en este período sin precedentes que estamos viviendo? En este momento, en todo el mundo, todos estamos experimentando el mismo miedo, la misma preocupación y el mismo anhelo: personas de diferentes culturas y personas que nunca conocerás. ¿Puede esta quietud en las calles conectarte con nuevos sonidos en tu hogar que nunca antes habías escuchado? Tal vez puedas comenzar ahora a disfrutar el tiempo en el que normalmente ibas al trabajo, haciendo un rico desayuno, meditando o durmiendo. Tal vez ahora pases más tiempo con tu hijo, tu pareja, tu familia o con las personas que compartes tu casa. Por primera vez en años, tal vez experimenten el estar todo el día juntos, día tras día. O tal vez no estabas solo antes, pero ahora tienes la oportunidad de estar solo. Es posible que puedas tomarte el tiempo para reflexionar, o tal vez para recordar las esquinas, los cajones y los recuerdos de tu hogar que habías olvidado. Aunque este período es desafiante, puede hacerte feliz el notar los detalles alegres y específicos de esta época. Intenta añadir estos aspectos a tu nueva rutina e identifica tus sentimientos al respecto.
Crea tu propio espacio de tranquilidad. Imagina un espacio tranquilo y relajante que sólo contenga cosas y actividades que te hagan sentir bien. Tal vez con música y velas, donde puedas escribir, hacer yoga, hablar con un amigo, meditar, jugar, moverte, estar solo, leer un libro, o tal vez quieras adoptar una mascota, comenzar o continuar alguna terapia… Este espacio puede incluir estas cosas o cualquier otra actividad que quieras agregar. Asegúrate de hacer espacio en tu nueva rutina diaria para visitar este espacio tranquilo. Cuando estés planeando tus días, puedes elegir una o dos cosas de tu espacio tranquilo y espolvorearlas en tu día.
Medita. Practicar la meditación te da la oportunidad de ver cómo te sientes y te hace sentir más en control cuando de emociones se trata. Cuando dejas de pensar en piloto automático y estás presente, es más fácil identificar cualquier sentimiento doloroso que puedas tener y hacerle espacio. Cuando tienes problemas para concentrarte y todo se vuelve difícil de manejar, puedes darle a tu mente un descanso para meditar. Si tu mente se pierde en el “qué pasaría si” y otros temores e incertidumbres acerca del futuro, la meditación puede ayudarte a relajar tu mente y ubicarte en el momento presente. También, a través de la meditación, puedes practicar y experimentar emociones como la compasión y la aceptación, las cuales pueden ayudarte a aliviar la ansiedad. La compasión y la aceptación nos ayudarán a evitar que huyamos de nuestros sentimientos y nos desconectemos de la situación en la que nos encontramos.
Especialmente en estos tiempos difíciles, el observar lo que sentimos, identificar nuestras emociones y expresarlas pueden ayudarnos a sentirnos mejor. Al mismo tiempo, podemos escuchar e identificar nuestras propias necesidades mentales y físicas durante esta etapa y podemos usar esta información para priorizar y guiar nuestras decisiones y rutina diarias. Muchos de nosotros no estábamos acostumbrados a sentir emociones como el sufrimiento en la forma específica en que lo estamos experimentando ahora. En lo que se refiere a esta era pandémica, el hecho de prestar atención a estos sentimientos de dolor, por los cambios en nuestra vida, puede ser uno de los primeros pasos en el viaje hacia nuestra curación.
Traducción: Patricia Jiménez